INICIA LA INSTRUCCION
Me levanté presuroso y al salir vi que había una gran actividad en todo el monasterio, algunos monjes estaban dando clases en aulas, otros se veía que entraban en la biblioteca, y algunos más estaban haciendo limpieza en los corredores de la Gran Casa, como escuché que le llamaban algunos.
Me acerqué al hermano que estaba barriendo y le pregunté por los hermanos Joaquín y Sebastián y me indicó que esperara, que ellos vendrían por mí cuando fuera llegado el momento.
Mientras esperaba, pude observar cuidadosamente la construcción. Efectivamente esa parecía ser más bien una hacienda que un monasterio, había caballerizas, entendí más tarde que para efectuar las correrías de los hermanos frailes era indispensable contar con buenos animales, estas estaban en el lado sur de la hacienda. En el norte había varias construcciones, una de ellas era la biblioteca, que era un amplio recinto donde trabajaban en algunas mesas varios de los hermanos, algunos traduciendo, y otros más escribiendo en grandes papeles que tenían a su disposición.
Había también una capilla, aunque no era muy grande, ahí siempre se encontraban hermanos en oración y se tenían toda serie de manifestaciones impresionantes, después supe que ellos se programaban para estar siempre alguien en oración, las 24 horas del día había gente haciendo oración y algo más que eso, estaban recibiendo las necesidades del mundo y a la vez transmitiéndoselas a los hermanos mayores.
Los hermanos mayores eran los Maestros de Luz de donde se recibían las indicaciones de lo que debería hacerse en cada situación específica. Eran instrucciones demasiado generales para mi gusto, pero ellos las entendían bastante bien. Se diría que los Maestros no necesitaban ser precisos para lograr que los que estaban abajo entendieran lo que se les estaba diciendo, era más bien una labor de equipo bastante bien dirigida.
Cuando llegaron Sebastián y Joaquín, yo ya había explorado buena parte de mi entorno cercano hasta donde podía ver; ellos me pidieron que los acompañara a la biblioteca, ahí empezaría mi instrucción.
Dentro de la biblioteca, me llevaron a uno de los salones apartados y me pidieron que me sentara.
-Te vamos a explicar cómo es que nació este grupo y cómo es que nos ocupamos de lo que nos ocupamos. Tal vez te parezca extraña, pero esa es la forma como nosotros trabajamos y así es como las leyes trabajan en el mundo.
-Cuando la Humanidad empezó su adiestramiento en la Tierra, que eso fue aproximadamente cuando los monos empezaron a transformarse en humanos; los grandes seres que velaban por la humanidad decidieron iniciar la instrucción que con el tiempo llevaría a los pequeños hermanos, los humanos, hacia una nueva etapa de evolución.
-Debes saber que los seres humanos nacieron de los monos, aunque no de la manera como se piensa por la ciencia, los monos que eran la raza más avanzada en su aspecto evolutivo, recibieron una nueva semilla etérica proveniente del reino seminal. Este Reino, según te explicaremos luego, tiene como propósito el proveer las semillas que corresponden a las nuevas creaciones que aparecerán en un tiempo sobre la superficie de los planetas. Las semillas humanas habían estado formándose en los reinos etéricos, y poco a poco venían bajando hasta que llegaron a la Tierra y fueron literalmente sembradas en los monos de ese entonces, que vienen siendo los ancestros de los monos actuales.
-Una vez habiendo recibido la semilla humana, los monos presentaron lo que tu llamarías mutaciones, y esto se dio de manera simultánea en todos los monos del planeta. Cuando aparece una nueva raza, ésta no empieza con solo un nuevo individuo, sino que de pronto aparecen por todo el mundo y en diferentes circunstancias los nuevos individuos de la especie. Esto se debe a que las semillas llegan por oleadas, y esa es la función del reino seminal.
-En ese entonces aparecieron los primeros seres humanos que por supuesto se parecían mucho a sus padres los monos, pero tenían características fundamentalmente diferentes en la semilla que los animaba. Biológicamente hablando, podríamos decir que tenían diferencias a nivel genético que les provocaría que en pocas generaciones su propia anatomía fuera cambiando hasta llegar a lo que hoy conocemos como seres humanos.
-Ahora bien, las semillas, como todas las semillas de los seres existentes, tienen características que las hacen adaptarse a las condiciones bajo las cuales viven. Es decir, la semilla no es un molde de donde todo salga igual, la semilla tiene como una de sus propiedades más sorprendentes el que pueda adaptarse al medio en que se desarrolla. Esto dio lugar a varias pequeñas diferencias entre algunos individuos, lo que después fue alentado por situaciones que te explicaremos más adelante y que tienen que ver con influencias de tipo cósmico. Y así las diferencias dieron lugar a las razas diferentes que pueblan la Tierra.
-Desde ese primer momento, la humanidad requería de mentores, de instructores que les pudieran enseñar todo lo que tuvieran que aprender. Ahí es donde nace la primera jerarquía del planeta con el encargo, de parte de los jardineros cósmicos, de llevar a la humanidad que apenas estaba naciendo hasta la manifestación más completa de su espiritualidad.
-Esta instrucción tendría que pasar por muchas formas de manifestación, pero primeramente tendría que ser de tipo práctico. Te imaginarás que la primera obligación de la humanidad que nace es aprender a sobrevivir, con todo y que nace con las características de una raza que de alguna manera ha aprendido lo necesario para sobrevivir. Debe, para poder manifestar todo el potencial de su nueva semilla, crear las condiciones necesarias para sobrevivir y manifestar lo que lleva dentro. La instrucción se enfocó en lo que era pues más importante: La sobrevivencia y por supuesto el dominio de su cuerpo físico, para que pudieran llegar a una clara manifestación de todas sus capacidades.
-Las formas de instrucción pasaron, desde maestros físicos que encarnaban y venían a enseñar todo lo que fuera necesario, hasta aprendizaje en sueños para que pudieran tener nociones de la existencia de otro reino.
-En un principio, a los individuos se les clasificó como guerreros, comerciantes y sacerdotes. Los primeros estaban dedicados a la defensa de la colonia o tribu. Los comerciantes estaban dedicados a la creación de las reglas de la sociedad, eran los que se encargarían de crear los medios para que la colonia pudiera sobrevivir bajo un régimen de organización superior al simple agrupamiento de individuos. Y los sacerdotes eran los responsables de que los hombres pudieran tener presente que existíamos nosotros, y eran los encargados de recordar que el origen del hombre eran las estrellas; esa añoranza que todas las razas han sentido de que su origen proviene de las estrellas no es otra cosa que el recuerdo lejano de cómo fue el nacimiento de la raza humana.
-Estos tres tipos de hombres se fueron sofisticando hasta nuestros días, pero en esencia eran los tipos fundamentales de hombres que en un tiempo y otro se vuelven más importantes en alguna sociedad o en otra, pero siempre están dando vueltas en sus responsabilidades para con la raza humana.
-Pero desde atrás, sin que nadie vea ni sepa cómo es que trabajamos, hemos estado nosotros, los responsables de que se cumpla el plan que los jardineros cósmicos, los Grandes Sembradores, establecieron para nosotros. Nosotros somos los responsables de que esto se de, y para ello hemos tenido que ir manifestándonos de mucha maneras diferentes, pero nuestra historia es algo más complicada que esto que te estamos diciendo.
-Ha habido en todos los tiempos y en todas las tierras grupos de seres encargados de velar por el planeta, y no es posible en una sesión explicarte todo el proceso por el que hemos pasado. Baste decir que por ahora nos estamos encargando de asegurarnos que la humanidad va a tener una educación bastante uniforme y que las diferentes razas que hoy pueblan la Tierra tendrán puntos de vista congruentes acerca de los valores que deben ser exaltados.
Joaquín era muy simpático y estaba siempre sonriente, tendría algunos 60 años en apariencia, aunque más tarde aprendería que las edades eran algo que nunca podría estimar correctamente entre estos maravillosos hombres. Todos ellos tenían algo de la magia que permite envejecer a otro ritmo que el normal. Era muy frecuente que ellos alcanzaran edades por encima de los 150 años, lo impresionante era que su aspecto no envejecía y la única manera de saber quienes eran más ancianos era por su forma de caminar, se tornaban un poco más lentos, pero su piel seguía viéndose igual de fresca y lozana que cuando tenían, por decir, sesenta.
Sebastián era un poco más serio, sin llegar a un carácter grave, hacía menos bromas y se preocupaba de que entendiera la esencia del conocimiento que me estaban transmitiendo. Frecuentemente interrumpía las explicaciones para preguntar si había entendido esto o aquello, y hacía observaciones que me ayudaban mucho para captar lo que me querían decir, sobre todo Joaquín, que entre broma y broma me soltaba enigmáticas enseñanzas que estaban llenas de símbolos y que al parecer tenían la función de hacerme despertar ciertos recuerdos que decían que yo tenía y que de momento no podía acceder.
El segundo día de enseñanza, me preguntaron si yo tenía alguna duda. Como les respondí que no, que creía haber entendido todo lo que me habían dicho, Joaquín habló.
-Entonces, ¿qué piensas tú como médico, de la evolución que siguieron los hombres?
-Pues lo que ustedes me dijeron suena muy lógico, el hombre proviene de un mono que recibió la semilla humana, y esto aceleró su evolución a la vez que fue transformando su anatomía hasta llegar a ser lo que ahora somos. Me parece muy lógico.
-¿Estás de acuerdo que por la forma como evolucionó el hombre, no podría haber más cambios?
-Perdón, no entendí la pregunta.
-Si el hombre recibió una semilla diferente a la de los monos, todo es cuestión de que la semilla termine su evolución y los cambios se terminarán.
-Pues sí, eso es de esperarse. –Le contesté
-A menos que el hombre reciba otra semilla que lo obligue a que nazca una nueva raza hija de los hombres y destinada a manifestar una creación superior, terció Sebastián.
Su comentario, me sorprendió, Abrí más los ojos y pregunté -¿Pero eso, ya se está dando?
-El proceso inició, pero tan sólo son las primeras avanzadas, no han llegado las oleadas de las nuevas semillas. Los primeros hombres que nacen son como mutantes, no traen manifestaciones físicas diferentes, su anatomía es casi igual, a excepción de pequeñas modificaciones en las cortezas cerebrales, pero nadie notaría estas diferencias. Sin embargo, traen en su interior potencialidades que los hacen diferentes, una de ellas es que son seres con una mayor facilidad para trabajar con esas áreas del cerebro que les permite conectarse a otras realidades espirituales sin mayores problemas; para ellos es algo muy normal, mientras que para otras personas sería algo totalmente diferente, enfermizo.
-Estos mutantes tienen ciertos dones que los hacen distinguirse del común de las gentes, y son las semillas de las nuevas razas deambulando por la Tierra. Frecuentemente se les tacha como locos, y algunas sociedades los destierran, los aíslan como personas enfermas, nosotros los recuperamos; ese es el propósito de nuestros continuos viajes a los hospitales mentales, allí se encuentran muchas veces estos seres. Otros no pasan por esas penas porque son encontrados antes por guías puestos por nosotros y entienden sus manifestaciones, lo que los hace fuertes y pueden seguir viviendo sin mayores problemas una vida más o menos normal.
-Eso si que es fascinante, -respondí.
-¿No lo adivinas?, preguntó Joaquín.
-¿Qué?
-Tú eres uno de ellos, tú traes una semilla diferente, por eso tenías tantas manifestaciones tan diferentes a los de tus hermanos cuando eras pequeño, por eso soñabas con ángeles, y por esa razón siempre despertaste mucho respeto entre los que te conocían.
-¿Pero cómo lo saben?, acerté a decir.
-Por ciertos rasgos que por ahora no entenderías, nosotros tenemos formas de reconocerlos por la sencilla razón de que nosotros también tenemos esas semillas y más del 90% de los que aquí estamos traemos esas semillas; somos la avanzada entre los hombres para prepararlos a que puedan aceptar lo que viene.
Por eso somos los del Círculo Interno, algunos de los hermanos que están aquí no traen esta semilla, pero ellos son seres muy grandes que por esfuerzo propio han podido alcanzar estados de evolución muy elevados y son a los que más respetamos, por su esfuerzo, su trabajo y su dedicación que les ha permitido llegar hasta aquí aún cuando no tienen la semilla.
-Pero, ¿eso significa, que tenemos algo diferente biológico?, es decir nuestra descendencia, si la tuviéramos, ¿tendría algo parecido?
-No, si no trae una semilla, pero su anatomía estaría mejor preparada para recibir a las nuevas semillas. Es decir, es la semilla espiritual la que provee el estado de conciencia, no la anatomía. Pero muchas semillas se pierden si el cuerpo no resiste a la semilla. Los hijos de los que ya tienen semilla tendrán un cuerpo mejor preparado para recibir la semilla si es que les llega, o los hijos de sus hijos, es como decir que tienen tierra fértil y es más probable que en su descendencia haya seres con esa semilla que en otros lugares; pero, como te digo, no es la anatomía la que importa, sino la semilla.
-¿Y desde cuando están apareciendo, o estamos apareciendo?
-Desde siempre, pero la gran oleada de semillas no llegará sino hasta que la humanidad alcance un estado más alto de evolución y eso puede tardar mucho, por lo menos varios cientos de años. Sin embargo su aparición en la Tierra será cada vez más frecuente a medida de que la Gran Oleada se acerca.
Estos comentarios en verdad me dejaron bastante conmocionado, pues ya de hecho saber que se estaba dando un proceso como ese era difícil de entender, aún lo era más sabiendo que yo mismo era un hijo de ese proceso.
La sesión terminó rápido y me dieron la tarde para que meditara acerca de lo que me habían explicado.
Después de la reunión con mis instructores tuve oportunidad de meditar por largo tiempo y empezar a trabajar con lo que ellos llamaban “mis recuerdos dormidos”. Según me explicaron, parte del proceso que yo iba a vivir entre ellos era un “recordar” lo que nunca había hecho según mi conciencia normal o lúcida, pero que era parte de mi realidad espiritual.
En otras palabras, todos tenemos dos tipos de memoria: La que proviene de nuestras experiencias acumuladas por la mente en el plano de vivencias terrenales, y la que proviene de nuestras experiencias espirituales, que por supuesto no siempre fueron registradas en la vida consciente de la Tierra.
Esa otra memoria, la espiritual, es de vital importancia recuperarla y para ello me indicaron que trabajara en una serie de ejercicios un poco extraños que tenían que ver con el trabajo con ciertos símbolos, algo parecido a los mandalas que ya Philippe me había enseñado.
Mi cuarto estaba lleno de esos símbolos y estaban colocados estratégicamente, pues si quería recostarme en mi cama, justo arriba en el techo había uno de ellos, un extraño símbolo que parecía un círculo cortado por un triángulo en posición inclinada y que tenía sus tres lados desiguales, en cada vértice tenía otro triángulo inscrito también inclinado, y al parecer las líneas eran de colores diferentes, aunque todas oscuras.
Junto al reclinatorio que había en todas las habitaciones y que era el lugar donde se acostumbraba a realizar los rezos o meditaciones personales, había uno inscrito en el suelo, de tal forma que uno tendría que verlo al tener que reclinar la cabeza hacia abajo.
Había uno más en la cara interna de la puerta y otro en la cabecera de la cama que por estar encima de uno al acostarse, uno no podía abstraerse de voltear a mirarlo y preguntarse qué significaría, aunque la pregunta exacta debiera ser: ¿qué me inspira eso?, pues la realidad es que esos símbolos no tienen un significado exacto, sino que buscan inspirar algo.
El siguiente día hablé de esto con mis instructores y ellos me dijeron que no me preocupara, que los símbolos estaban ahí como ayuda y que ellos trabajarían por mí, que sólo tenía que verlos y dejar que penetraran en mi mente de una manera natural.
Su explicación no me fue suficiente y tuve que preguntarles algo más, fue entonces que me dijeron que los mandalas que ellos usaban, se basaban en las líneas de fuerza que recorren los impulsos nerviosos dentro del cuerpo humano y que lo hacen siguiendo un extraño camino dentro de las neuronas del cerebro.
Me comentaron -Los impulsos eléctricos en el cerebro se desplazan siguiendo una ruta caprichosa que tiene que ver con las figuras que estás viendo, así al momento de que tu mente ve una nueva ruta, eso da un impulso a los estímulos eléctricos cerebrales a que recorran diferentes rutas a las naturales que ya tienen, y eso te abre a nuevas posibilidades y por lo mismo se tocan áreas de tu cerebro que están dormidas y por lo pronto al despertarse ellas te harán recordar datos que considerabas dormidos.
-Los pintores de la antigüedad sabían eso y algunos de ellos dejaron en sus pinturas ciertos trazos que cuando los miras parecieran recordarte algo, los dueños o guardianes de esas pinturas, sienten que les inspiran algo cuando lo que están haciendo ellas es trabajar sobre esa parte inconsciente del cerebro humano que requiere un poco de entrenamiento.
Luego de la explicación me hablaron de que su comunidad de monjes estaba en la Tierra desde muchos años atrás y que la historia completa de su estancia se remontaba a varios milenios de historia durante los cuales ellos habían tenido que evolucionar y esconderse de acuerdo a los tiempos que estaban viviendo. Habían ocurrido accidentes y en ocasiones todos ellos habían desaparecido por lo que se obligaba la venida de los hermanos mayores para establecer el linaje nuevamente.
Cuando pregunté a quiénes se referían como los hermanos mayores, me respondieron que en ocasiones los hermanos de las estrellas que están siempre velando por nosotros se hacían presentes para restablecer el impulso en la Tierra, y llegaban a trabajar con ellos por un tiempo y a reconstruir los archivos o a renovarlos por otros más acordes con la evolución de los tiempos modernos.
Me explicaron que esos hermanos de las estrellas son seres que viajan exactamente como nosotros y aunque pudieran aparecer por medios espirituales haciendo lo que se llama “materializaciones”, eso constituiría un enorme gasto de energía, por lo que prefieren venir en sus vehículos voladores y establecerse entre nosotros.
Eso me pareció fantástico, por lo que les pregunté más al respecto, pero me contestaron que más tarde me hablarían de ello.
Hablamos de plantas y de sus efectos medicinales, de los efectos terapéuticos de sus aromas y de sus hojas; me describieron sorprendentes usos de las plantas que yo ya conocía, y que nunca me imaginé el poder que tenían para otras cosas. Hablamos de la medicina espiritual y de cómo es posible curar a un hermano que sienta el “mal de las estrellas”, esa es la enfermedad que tienen todos los que de pronto recuerdan que no son de aquí, es la nostalgia de sus planetas de origen. Esas personas se sienten desadaptadas y reconocen que su vida no es de aquí, sino de allá, se sienten rechazadas y desubicadas y en el peor de los casos terminan suicidándose sin haber tenido nunca una explicación de lo que ellos hacían aquí.
-Así hemos perdido muchos de nuestros hermanos, -me dijeron, -pero afortunadamente cuando los encontramos a tiempo, es posible curarlos rápidamente sin que haya mayores complicaciones.
La cura consistía en someterlos a los mandalas que yo tenía en mi cuarto y a restablecerles la memoria completa porque si algo había nocivo era tener una memoria incompleta que les hace creer y ver cosas que al parecer no existen, dándoles la sensación de locura.
Mi vida dentro del Círculo Interno empezó a cambiar poco a poco mi manera de pensar, toda mi vida fue cambiando acorde a los principios de trabajo que se tenían en ese centro.
Aprendí a velar mi vida privada, es decir, tuve que arreglar mis asuntos privados para que no tuviera más problemas en relación a mis actividades espirituales.
Mis hermanos ya habían arreglado todo lo referente a mi familia, ellos les habían comunicado que había ingresado a una orden de monjes franciscanos, que por trabajar en las comunidades indígenas en algún lugar perdido de México, no me iba a ser posible comunicarme con ellos mas que una vez por año. Eso por supuesto que a mis padres les había parecido lógico, pues conocían mis tendencias hacia la vida mística que yo siempre había manifestado. Después me enteré que la mayor parte de mis compañeros también habían abandonado a sus familiares o los habían perdido de manera trágica, sólo algunos pocos vivían ahí con sus hijos y generalmente era porque ellos pertenecían a la misma simiente de estrellas.
También se ocuparon de informarle a Bernardette de mi llegada al Círculo Interno, hecho que de seguro le ha de haber causado una gran alegría. Hacía tiempo que yo sentía que estábamos muy comunicados, podía sentir lo que ella sentía y estoy seguro que lo mismo le pasaba a ella, yo tenía la certeza de que ella estaba viviendo una muy feliz estancia en algún lugar de Centro América a donde había tenido que retirarse para cumplir su misión de sacerdotisa suprema de un culto ya olvidado por la historia.
Todos los hermanos del monasterio tenían una función asignada además de estudiar los misterios de la vida y del universo. Aunque yo todavía no era forzado a tomar alguna, ni me había sido asignada otra que no fuera prepararme, yo sentía que necesitaba hacer algo más, acostumbrado como estaba a tener una actividad siempre intensa. Aún cuando estuve preso, siempre busqué tener algo en que ocuparme; yo sentía que a la vida del monasterio le faltaba actividad.
Cuando les comenté eso a mis instructores, ellos rieron bastante y lo que me dijeron fue del todo sorprendente.
-Miguel, lo que pasa es tu actividad la estás realizando sólo en el plano físico, por eso te sientes demasiado inactivo, y nos ves a todos nosotros demasiado tranquilos como si no tuviéramos nada que hacer; pero lo que ves es tan sólo la parte externa de lo que hacemos, la verdadera actividad se desarrolla en los planos internos de nosotros, y como a eso no has llegado todavía, no podemos explicarte más. Y se alejaron riéndose de buena gana.
Yo me quedé sorprendido y a la vez bastante movido pues lo que yo creía que era un monasterio tranquilo y con una vida demasiado monótona, resultaba ser tan sólo la vestidura de lo que realmente era en lo interno.
Me explicaron que el primer ciclo de instrucción buscaba hacerme despertar mi conciencia dormida. Después en el segundo ciclo de enseñanza iban a despertarme algunas capacidades que todos los seres humanos tenemos, pero que no siempre se desarrollan, por lo que es necesario trabajar sobre ellas a fin de que se pueda vivir de una manera consciente con todas las capacidades espirituales que tenemos como seres humanos. Y finalmente cuando alcanzara la tercera etapa de Instrucción, me iban a dejar decidir cual sería mi función dentro del monasterio.
Esas tres etapas eran las que yo debía recorrer, aunque por lo pronto yo estaba bastante ocupado tratando de entender la primera: La historia y algunos de los propósitos que tuvieron los Grandes Sembradores para sembrar a estos grandes seres en medio de la humanidad y sus principales responsabilidades. Esas eran las lecciones que por el momento tendría que aprender y a ello me estaba dedicando.
Alonso
Etiquetas: Novela