Reflexiones desde lo interno

Un espacio de reflexión sobre el mundo y la sociedad que todos formamos. Un espacio de crecimiento y aprendizaje. Un lugar donde podemos mirar desde otra perspectiva lo que a todos nos afecta. Un lugar para pensar en lo que trasciende.

Nombre: Alonso
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, Mexico

Soy físico de profesión, aunque trabajo como consultor de empresas en el área de calidad. En este blog ustedes podrán encontrar cuentos, reflexiones, una novela (El Arte de Vivir) que escribí hace tiempo y que hasta ahora no se ha publicado así como las narraciones de Maite, una gran escritora que con sus palabras nos enseña a ver con el corazón. Mucho agradecería que tomen un tiempo para hacernos llegar sus comentarios a: alonsogzz33@hotmail.com Si desean contribuir con algún comentario o reflexión sólo mándenlo y nosotros con gusto lo incluiremos.

domingo, enero 07, 2007

El Arte de Vivir 42 (Novela)

¡AL FIN! EL MONASTERIO


Partimos a la luz de una luna preciosa que inundaba al valle con una claridad que raras veces se ve en el campo y eso nos dio un muy buen presagio. Nos despedimos prometiendo que recibirían noticias nuestras tan pronto como llegáramos.

Y pocos minutos después pude ir viendo como la luz de la cabaña de Martín y María se iba desvaneciendo poco a poco a lo lejos. Un pequeño apretón del brazo de Ricardo que tenía sentado junto a mí mientras conducía la carreta, me informó que los chiquillos a pesar de su serenidad estaban también algo nerviosos y confiaban en mí. Eso me llenó de ternura, les di un beso y les sonreí para transmitirles algo de la serenidad que yo había alcanzado en la meditación. Internamente sentí una gran admiración por estos chiquillos que a tan pequeña edad ya estaban tomando decisiones para llegar al monasterio a cumplir una misión que sólo los grandes espíritus pueden tomar.

La claridad de la luna nos envolvió mientras viajábamos rumbo al monasterio.

La carreta era cómoda y los dos caballos que la empujaban eran nobles y mansos animales, por lo que no se preveían problemas en cuanto a la transportación. El camino verdadero al monasterio había sido repasado por mí y había escogido junto con Martín la ruta más segura en cuanto a ladrones y salteadores de caminos. Por otra parte había habido recientemente, por parte del ejército, una campaña para limpiar del camino a los asaltantes y buscamos tomar esa ruta para evitar sorpresas. Si nuestros cálculos no fallaban y no se presentaban mayores problemas, deberíamos estar llegando al monasterio al cabo de dos días de viaje tranquilo pero seguro.

Viajamos toda la noche y decidimos descansar tan pronto observamos al crepúsculo brillar en el horizonte.

Ricardo y Agustín estaban muy excitados y casi no durmieron. En cuanto yo desperté observé que ellos ya habían preparado algo de café en la hoguera que habíamos mantenido prendida y estaban a punto de preparar unos huevos para reanimarnos.

Caray, pensé, estos dos muchachos valen oro en toda la extensión de la palabra.

-¿Cómo durmieron muchachos?

-Bastante bien, comentó Ricardo, creo que avanzamos bastante y el día pinta bien. Hoy podremos adelantar nuestro viaje.

-Sí, tienes razón, si nos va bien podremos viajar otro buen tramo hoy, ¿Cómo ves a los caballos?

-Muy bien, creo que no se ven cansados, de hecho, mi papá siempre dice que mientras un caballo no lo obliguemos a galopar, puede viajar trotando muchas horas sin cansarse.

Muy bien, pues empecemos a desayunar para poder irnos y ahorrar horas de luz.

Luego del desayuno prepararnos todas las cosa y emprendimos la marcha. El camino era un típico paisaje semidesértico, arbustos chaparros y vegetación escasa era lo que veíamos a nuestro paso; magueyes, cactus y todo tipo de plantas espinosas abundaban. Tuvimos un susto cuando nuestros caballos se negaron a seguir y luego observamos que la razón era por sendas serpientes de cascabel que se encontraban a la orilla del camino. Los caballos tienen un fino sentido que les avisa cuando están próximos estas serpientes, eso nos daba una ventaja pues, dichas serpientes abundaban y no era fácil para una persona captarlas con anticipación.

Ya para el atardecer estimábamos haber ganado mucho camino y que podríamos llegar tal vez para el día siguiente al atardecer. Entonces llegamos a un pequeño pueblo llamado Casas Grandes, ahí planeábamos tomar posada y dormir tranquilamente, fuimos a la posada y pedimos hospedaje, rápidamente fuimos atendidos y algo raro le vi en la cara a la señora que nos atendió, parecía sorprendida, aunque no dijo nada.

Cuando estábamos cenando y después de haber dejado la carreta a buen resguardo, platicábamos muy animadamente cuando el comisario del pueblo se nos acercó y nos preguntó por cuál camino habíamos llegado.

Le contesté que veníamos del norte y que nuestro viaje había estado muy tranquilo.

-¿No escucharon de la banda de asesinos que viene operando en toda esta región?, actualmente nadie se aventura a viajar por esta ruta, tuvieron mucha suerte de que no los asaltaran. Esos hombres son muy peligrosos, y no les recomiendo que regresen por ahí.

-Bueno tal vez se deba a que viajamos de noche la primera parte del terreno.

-Tal vez esa es la razón, pero les repito que tuvieron mucha suerte, ¿Cuándo se marchan?

-Mañana temprano, vamos hacia el centro, a Aguascalientes.

-Está bien, por allá es más seguro. Vayan con cuidado.

Los tres nos quedamos mirando y pensando que esa era la razón de por qué debíamos viajar de noche, los Maestros nos habían protegido de la banda, eso nos llenó de confianza.

Después de pasar una noche deliciosa entre sábanas calientitas y camas cómodas, nos aprestamos a continuar nuestro viaje.

No recién habíamos partido cuando encontramos a nuestro paso rastros de lo que parecía una cabaña asaltada. Había humo saliendo de la casa y la cerca se encontraba rota, nos acercamos para ver si podíamos ayudar a alguien y encontramos a un señor que se quejaba lastimeramente, al atenderlo con las medicinas y vendajes que llevaba, me explicó que habían llegado unos hombres y se habían llevado a su hija que vivía con él. Nos pedía que lo ayudáramos a llegar hasta donde estaba el pueblo para que se pudiera armar una redada contra esos asaltantes y poderlos localizar.

Decidimos regresar al pueblo para ayudar a ese hombre; y los muchachos y yo pensamos, aquí aparecen las “pruebas”. Por otra parte yo pensaba que ellos en ningún momento habían preferido irse y dejar que el pobre hombre se las arreglara como pudiera, antes al contrario, parecía como si fuera una obligación atender a todo el que lo necesitara. Yo los admiraba cada vez más.

Llegamos al pueblo y el comisario nos recibió rápidamente y nos pidió que dejáramos en sus manos el problema, nosotros decidimos esperar a saber un poco más y después partir nuevamente.

Los hombres del pueblo sabían que no podrían hacer mucho por la muchacha, esto ya había pasado antes, los hombres del Manchado, como le decían al pistolero, eran más salvajes que lo que comúnmente podrían haber imaginado muchas personas. Así que, más por encontrar a la muchacha, o tal vez su cuerpo, que por atrapar a los ladrones, la gente del pueblo se preparó para salir en su búsqueda.

Yo me ofrecí a salir con ellos, pero el comisario me pidió que me quedara para atender al viejo que requería más de mi ayuda médica.

Así tuvimos que pasar otra noche en el pueblo, los hombres no llegaron sino hasta el anochecer y venían con muy mal aspecto. Al parecer los habían estado siguiendo por varias horas y en ningún momento habían visto a la muchacha que todos pensaban que estaba con ellos. Debían haberla matado y dejado abandonada en alguna parte del camino, eso es lo que todos pensaban.

El pobre viejo estaba desconsolado y se hundía por momentos en una gran fiebre que le hacía delirar. Los muchachos y yo estábamos atendiéndolo y de pronto, él tuvo un chispazo de conciencia y nos miró a los ojos, su voz cambió y nos dijo como con voz en trance: “Yo sé quiénes son ustedes, y también sé que mi hija no está muerta, es su destino que la encuentren y la cuiden, el cielo se los agradecerá”. Dicho esto, el viejo murió.

Los del pueblo abandonaron la búsqueda y dejaron que el ejército se encargara de los asaltantes. Al viejo se le dio cristiana sepultura y nos dijeron que ellos ya no podían hacer nada, que le correspondía al ejército al que ya habían avisado.

Nosotros decidimos continuar nuestro viaje no sin antes quedarnos un rato en la tumba del pobre anciano y buscar un poco de tranquilidad para poder reanudar la marcha y pedir al cielo que nos iluminara por si algo teníamos que hacer con relación a lo que el viejo nos había dicho.

-Agustín comentó -Creo que deberíamos ir nuevamente a la cabaña del viejo, tal vez ahí esté la muchacha y no la vimos cuando lo recogimos a él.

Así lo hicimos aunque no nos quedaba duda de que efectivamente habíamos buscado en todas partes y no habíamos podido encontrar nada.

Decidimos partir hacia donde habíamos encontrado la cabaña, y cuando llegamos nos decidimos a buscar cuidadosamente en todos los rincones. Llevábamos aproximadamente dos horas buscando cuando vimos tras las ruinas de la estufa unos pies cubiertos por la cenizas de la casa, temimos lo peor, pero al acercarnos lo que encontramos fue algo que nos heló la sangre, era la muchacha, quién estaba totalmente quemada del cuerpo pero viva.

Estaba semiinconsciente y requería atención urgente de inmediato. Hubiera sido una imprudencia tratar de viajar con ella, pues estaba muy delicada, así que buscamos improvisar un cobertor y tratamos de curarla. Nunca en mi vida de médico había visto un cuerpo tan dañado, nunca hubiera imaginado que un ser humano pudiera resistir tanto y por tanto tiempo sin morir, pero algo que la vida espiritual me había enseñado era que cuando los grandes espíritus llegan a la Tierra, nada es tan impresionante como sus vidas.

Decidí que si sobrevivía las siguientes 48 horas, iríamos con ella al monasterio de donde sólo estábamos a un día de camino, pero donde estaban mucho mejor capacitados para ayudar a la muchacha que en el pueblo donde ni siquiera había hospital.

Con mucha paciencia y cuidados fuimos limpiando sus heridas mientras ella estaba en un coma del que no salía, ni hubiera sido conveniente que lo hiciera. Yo había invocado a todos los Maestros para que me ayudaran a salvarla, puesto que ahora estaba seguro que ella era alguien especial y no debíamos perderla.

Poco a poco pudimos limpiar sus heridas y quemaduras y ponerla en condiciones de viajar, sus pulmones eran fuertes y al parecer estaban funcionando bien, su temperatura era alta como suele pasar entre los quemados, pero se la estaba controlando con algunos antibióticos y medicinas que había llevado conmigo.

Decidimos reanudar el viaje hacia el monasterio y acondicionamos la carreta para que pudiera llevar a la muchacha. Reanudamos nuestra marcha buscando ir lo más rápido posible y sin dejar de orar por el bien de la muchacha.

Al atardecer encontramos una carreta esperándonos en un cruce de caminos. Eran monjes del monasterio que por alguna misteriosa razón ya nos aguardaban y nos dio mucho gusto verlos,. Ellos sabían todo lo que nos pasaba y habían llevado mantas y medicinas listas para la muchacha; la atendieron cuidadosamente y le dieron a beber algunos jugos de frutas especiales que mejoraron notablemente las reacciones de la muchacha, nos cambiamos de carreta por el cansancio de los caballos y ellos se hicieron cargo del resto del viaje. Nos sentíamos seguros y Agustín no dejaba de sonreír, pues sentía que estaba regresando a algún lugar que de algún modo le pertenecía.

Al caer la noche llegamos al monasterio, y sobra decir que volví a sentir el gran gusto y alegría que por tantos años no experimentaba. Ricardo y Agustín estaban muy contentos, pero con el ánimo particular de aquellos que saben que dejaron una familia atrás y empiezan una nueva vida.

Todo era nuevamente expectación y alegría, a la muchacha la trasladaron al pabellón de los enfermos donde expertos monjes le habrían de curar todas sus heridas; yo por supuesto iba a estar al pendiente de su restablecimiento, puesto que de alguna manera ella era mi paciente y me sentía responsable de lo que le ocurriera.

La llegada al monasterio fue todo un acontecimiento que era esperado por todos, muchos de ellos ya sabían de mis aventuras y estaban al tanto de todo lo que pasaba. Otros postulantes, que recién acababan de llegar, también se encontraban interesados en platicar conmigo; y bueno, la verdad, es que el gusto que yo sentía era grande y lo que más deseaba era poder tomar algún descanso en los diferentes lugares que Shamballa ofrecía para ese efecto.

Papa Mayo me recibió al día siguiente de mi llegada. Él se encontraba en otra misión de las que frecuentemente hacía y de las que muy pocos sabían de qué trataban. Debo decir que Papa Mayo, era el trabajador más activo en la Tierra, además de encargarse de la dirección del monasterio, tenía asuntos en el mundo profano que requerían su atención, por lo que frecuentemente salía a hacer sus labores, y no era raro que llamara a algunos a colaborar con él en ciertos trabajos, y así era como nos enterábamos de lo que hacía. Nunca perdía su carácter de persona amable y fresca, radiante de energía; sin llegar a decir que emanara una alegría natural, su aspecto era de poder y decisión. Siempre tenía una palabra para uno y siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera. Él era el verdadero guía de todo el monasterio y algunos decían que era el dignatario más elevado de la Tierra después del Cristo.

Cuando llegué ante él, curiosamente me abrazó sonriendo y me dijo que todos reconocían la peligrosidad de las misiones que había superado. Me dijo que le había dado mucho gusto que las hubiera cumplido con tan buenos resultados y que ahora podía descansar un poco de tiempo mientras me decidía cuándo tomar la tercera prueba, la del Aire.

Hasta ese momento recordé que yo había estado pasando por unas pruebas que tenían que ver con los cuatro elementos y que la que recién había superado era la del Agua. Pregunté a Papa Mayo por que se llamaba del Agua, y me dijo que las pruebas tienen que ser así porque el Iniciado de Shamballa debe tener la fortaleza y cohesión de la Tierra, para poder dominarla y despegarse de ella cuando sea necesario, eso es lo que yo había hecho al poder pasar por el río y llegar a Shamballa en mi primera prueba. La segunda debía tener las características del Agua, es decir, ser fluida y tomar la forma del recipiente que contiene el agua, el haberme portado como soldado o médico de guerra y haber tomado las decisiones que tomé bajo las circunstancias de peligro que pasé, me hicieron acreedor a que la prueba del Agua resultara bien para mí.

Pregunté de la del Aire y sólo me dijo que tuviera paciencia, que de nada servía explicarme, que la Prueba del Aire requiere capacidades humanas a las que no estamos acostumbrados, puesto que el aire es el fluido que puede flotar y no es detenido por la atracción de la Tierra.

Después de unos días de estarme acomodando de nuevo a la energía del monasterio y de haber sido autorizado a regresar a Shamballa, me sentí como si estuviera recuperando nuevamente toda mi vida anterior.

Los muchachos hijos de Martín se desenvolvían a las mil maravillas e iban aprendiendo rápidamente la instrucción que tenían destinada para ellos. Me enteré que la persona que nos había visitado en la casa de Martín era uno de los monjes que había desarrollado la capacidad del desdoblamiento y que él mismo había sido quien nos había anunciado del viaje y de los peligros que tendríamos que afrontar; ahora, Ricardo y Agustín eran inseparables de él y querían aprender cómo hacía eso de “viajar con el poder de la mente”, como decían ellos.

La muchacha que recogimos ya podía hablar y estaba haciendo progresos increíbles bajo la atenta mirada de sus médicos, ellos poseían conocimientos que estaban muy por encima de la medicina actual y conocían a la perfección los mecanismos por los cuales la piel puede regenerarse casi totalmente.

Algunas plantas y cortezas de árboles tienen la rara capacidad de poder hacer que la piel se recupere de una manera sorprendente, mientras que ciertos extractos de algas marinas pueden darle a la piel la frescura y elasticidad que requiere para poder evitar que las quemaduras dejen cicatrices permanentes. Esto aunado a los poderes mentales de la oración que permite llenar de energía las partes dañadas, permite al paciente que salga de su enfermedad en un tiempo muy reducido.

El ánimo de la muchacha no era del todo bueno diez días después de su tragedia, pues sabía que su padre había muerto y sabía que ella había sido quemada en vida. Todo esto la tenía sumida en un estado de confusión en el que no sabía si estaba viva o muerta, pero sus doctores decían que ella estaría bien en unos cuantas semanas.

A mí me habían dado mi antigua celda para descansar y dormir. Cuando tuve tiempo para ordenar y ver las cosas que mis hermanos monjes me habían dejado entre mis pertenencias, encontré una cajita y dentro de ella una carta de mi familia. Seguramente me había llegado durante mi ausencia, leí la fecha y me enteré que había llegado poco después de mi partida hacia la misión que el destino me había deparado; de eso hacía poco más de un año.

Alonso

Busca en tu corazón

Hay momentos, espacios, en los que el corazón siente la tristeza…., como si una nube de sentimientos del mundo pasara por el umbral…. y lo siente

Hay una copa en tu interior colmada de amor

Es la copa que trajiste contigo para estos momentos, para los momentos en que el amor parece estar ausente en tu vida, en la vida, en el aire que respiras

Pero el amor nunca está ausente…

Esa copa está llena siempre, colmada del más grande AMOR que existe más allá de esta tierra y de lo que se ve

Y no sólo eso, sino que esa copa tiene una abertura que se va llenando a cada instante con el amor de todos aquellos que, más allá de que aparentemente estén o no contigo, han elegido el amor, aquellos que sí decidieron AMAR por sobre todas las cosas y circunstancias con amor verdadero, con un amor sin condiciones, con un amor que no tiene límites

Fue un acuerdo entre todos que llenaríamos nuestras copas formando un único cáliz de amor del que todos podíamos beber cuando lo necesitáramos, un cáliz que siempre estaría lleno, rebosante, porque el amor que nos tenemos nunca termina, nunca podrá hacerlo

Podrán haber situaciones, circunstancias en nuestras vidas cotidianas que, tras el velo de la ilusión, hagan creer al corazón que nos olvidamos unos de otros, pero no es cierto, porque los lazos de amor verdadero es imposible acabarlos, no hay modo, sólo con amor podrían deshacerse lazos de amor, para pasar a otro infinito de amor más alto en el que todo está contenido

El amor no termina…

Busca esa copa, está en tu corazón

En ella está contenida el amor más alto y el amor de todos los que SÍ decidimos AMAR por sobre todas las cosas

Bebe de esa copa, tu copa, deja, permite, que penetre en todas tus células confundidas y permite que la visión más alta se restablezca en tu vida y en tu corazón y sábete amado siempre, porque estés donde estés y hagas lo que hagas…

Eres infinitamente amado

Luego, cuando estés pleno, comparte ese amor, que es tuyo y de muchos, y de todos, compártelo con quien tengas al lado en ese momento

No necesitas una persona especial, compártelo en tu trabajo, en la tienda, en la calle, con los árboles, con los animales, los pájaros,

Con la vida!!!

Dignifica la vida y dignifica tu propia vida viviéndola a la altura de lo más sagrado que conoces

No permitas menos en tu corazón y en tu expresión hacia todo

Siempre amado/a
Siempre amando….

maite


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