¿Quién es el culpable?
Ahora yo me pregunto ¿quién es en culpable?
Y... lamentablemente tengo que confesar que yo soy culpable...
pero estoy convencido que también usted es culpable y seguramente también lo es la persona con la que vive, siempre que sea mayor de 18 años.
Este hecho ocurrió en Monterrey Nuevo León. La policía dijo que era un hecho típico de los cárteles del narcotráfico... pero: ¿qué había detrás de la mano que disparó el gatillo?
El hombre (aunque pudiera ser una mujer), lo más probable es que haya sido contratado para hacerlo.
¿Qué puede hacer que un hombre acepte un trabajo donde tiene que matar a otro?
No lo sé, tal vez sea el dinero... pero ésta no es la pregunta que quiero contestar, una pregunta más importante es: ¿por qué un hombre puede tener los valores morales tan desviados que acepte matar a otro?
Las respuestas pueden ser muchas aunque creo que es más importante entender cómo una persona puede crecer con los valores morales tan desviados... y las respuestas siempre se encuentran en la infancia. Una infancia dura, tal vez maltratado por sus padres, tal vez creciendo como hijo de una madre abandonada, o de un padre alcohólico, tal vez viviendo en la calle, sobreviviendo en la jungla de asfalto, como se le llama a la gran ciudad, cualquiera de estas hipótesis pueden explicar fácilmente los valores desviados.
Y esto nos lleva a una nueva cuestión: ¿Por qué hay familias disfuncionales? ¿por qué hay padres que abandonan a sus hijos? ¿por qué hay violencia familiar?
La respuesta no hace falta imaginarla, las noticias nos la confirman todos los días: falta de amor, falta de oportunidades, falta de estímulos y de buenos ejemplos. Ese es el escenario donde se desarrollan una gran cantidad de niños hoy en día. Ese es el día típico de un niño en los barrios populares de las grandes ciudades.
Ya estamos llegando a las preguntas importantes.
Cuando mi hija contrajo la varicela su pequeño cuerpo se llenó de erupciones que la hacían desesperarse y llorar intensamente. Nosotros sabíamos que la mejor forma de tratarla no era intentar curar una por una cada una de sus ronchitas. Había que darle un antiviral, algo que atacara la raíz de su enfermedad. Que fuera sistémico. Pero también sabíamos que la cura no iba a ser inmediata, que las erupciones tenían que sanar solas mientras la medicina fortalecía su sistema inmunológico.
La pregunta que debemos contestar ahora es: ¿Cómo se construye una sociedad sin estímulos, sin oportunidades, sin buenos ejemplos?
Hay varias formas, permítanme enumerar algunas:
1. Siendo parte del problema, cometiendo pequeños pecados pensando que “no estoy haciéndole daño a nadie”.
2. Siendo parte de la corrupción. Ofreciendo “mordida” o “comprando favores” de las autoridades.
3. Sabiendo que está mal y no haciendo nada para cambiarla.
4. Pensando que “no es un problema mío”.
5. Creyendo que estamos imposibilitados de hacer algo.
6. Estando convencidos de que “una persona sola no va a cambiar al mundo”.
7. No actuando hasta que nos toca ser las víctimas.
Ahora sí estamos en posibilidad de contestar la pregunta que planteamos al principio: ¿quién es el culpable de la muerte de esa persona en el parque?
¿El que empuñó el arma?
¿El que lo contrató?
¿Sus maestros que no supieron educarlo en su infancia?
¿Sus padres que lo abandonaron o lo golpearon?
¿Las autoridades que no pudieron construir una sociedad donde hubiera trabajo para todos?
¿Usted y yo que no hemos hecho nada para cambiar la situación?
No dudo que mañana cuando vaya manejando por alguna de las calles de su ciudad al llegar a algún crucero, se le acerque un niño ofreciéndole limpiar sus vidrios... Antes de que le diga automáticamente que no. Piense un poco en su situación. ¿Irá a la escuela? ¿el dinero será para él o para sus padres? ¿lo querrá para comer?
Cuando algún mendigo se acerque a pedirle limosna. Antes de ignorarlo y seguir caminando como si no hubiera visto a nadie... piense un poco en la vida que puede estar llevando. ¿Tendrá hijos? ¿vivirá solo?
Estoy seguro que muchas veces hemos escuchado que dándoles limosnas a los mendigos no los ayudamos que sólo agravamos la situación porque después habrá otros muchos que harán los mismo... Hagamos, entonces, algo diferente. Adoptemos un mendigo, preguntémosle por su familia, por sus proyectos, por sus necesidades y ayudémosle siempre a él. Buscando enseñarle cómo resolver sus necesidades.
La cura no va a ser inmediata, tal vez los hombres y mujeres que ya crecieron con los valores tergiversados no cambien nunca, pero algo podemos hacer con la infancia y la juventud de nuestros días, ofreciéndoles nuevas oportunidades, creando una sociedad donde abunden las buenas acciones y los samaritanos.
Para finalizar, me gustaría comentar que tal vez sintamos que no somos culpables de este asesinato, a fin de cuentas podemos alegar que no tuvimos nunca contacto con esa persona o sus familiares... pero ¿podríamos decir lo mismo de los asesinatos que ocurrirán cuando nuestros hijos sean mayores?
Alonso
Reflexiones desde lo interno

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