Un cuento de amor y libertad… de libertad y amor

Está escrito en el archivo de los tiempos de la historia que un día el alma buscadora del amor eterno andaba jugando a compartir con otras almas sus más bellos sueños, sus más profundas ilusiones…

Hablaba a través del lenguaje del corazón y su corazón escuchaba otras voces de otras almas, pulsando desde sus corazones y compartiendo de ese modo entre todas ellas los regalos más grandes que la vida pueda dar…

Era en verdad el alma buscadora del amor eterno un alma privilegiada, sentía, por tener tantos regalos como corazones encontraba en su caminar… corazones que se abrían y se mostraban en su más bonita pureza ante ella, ante la vida y ante Dios, formándose de ese modo esa alquimia sagrada en donde lo más simple, lo más sencillo de la vida era también lo más sagrado, en donde el tiempo se detiene y deja de existir como es conocido por las mentes humanas… en donde absolutamente todo cobra sentido, desde el principio hasta el fin…

Y cuentan que pues en uno de esos días se encontró con una bonita alma que parecía atrapada en su propia prisión sin barrotes… tan llena de amor… tan repleta de Dios y de vida… y no se veía a sí misma…

Pero el alma buscadora del amor eterno tenía el don de ver a las almas bellas y a sus corazones tiernos y por eso de modo natural y sencillo como lo es la vida misma su presencia provocaba que las almas mostraran lo mejor de ellas mismas en su presencia… y así sucedió que esa alma tan bonita, tan preciosa comenzó a mostrarse a sí misma en su deseo por salir, por mostrarse, solamente para darle su amor al alma buscadora del amor eterno…
solamente para decirle que la amaba… que le agradecía su presencia… que la amaba…

Y cuenta la historia que fue tal el deseo profundo de esa alma bendita de Dios por mostrarle su amor al alma buscadora del amor eterno que, por encima de ella misma, rompió sus propias barreras, arrancó sus propios barrotes para gritarle a la vida cómo la amaba…

Y entonces esa alma de Dios se vio libre… y vio que siempre había sido libre… y que el alma buscadora del amor eterno siempre había sabido de su amor… siempre…, que vivían en un mismo corazón… que no había diferencia entre ser alguno… que todo y todos somos uno y lo mismo… y que al ser libre elegía servir a Dios en propósitos aún más grandes… en entregas aún más bonitas…

Y se encontró a ella misma viendo que no había diferencia entre ella y el alma buscadora del amor eterno, porque al encontrar la libertad había encontrado el amor… y por amor fue que encontró su propia libertad…

Y todos vieron que amor y libertad, libertad y amor son lo mismo, porque el amor conduce a la libertad y la libertad lleva al más grande amor… y no hay uno sin el otro…

maite
(27 de julio del 2003)

Reflexiones desde lo interno