Reflexiones desde lo interno

Un espacio de reflexión sobre el mundo y la sociedad que todos formamos. Un espacio de crecimiento y aprendizaje. Un lugar donde podemos mirar desde otra perspectiva lo que a todos nos afecta. Un lugar para pensar en lo que trasciende.

Nombre: Alonso
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, Mexico

Soy físico de profesión, aunque trabajo como consultor de empresas en el área de calidad. En este blog ustedes podrán encontrar cuentos, reflexiones, una novela (El Arte de Vivir) que escribí hace tiempo y que hasta ahora no se ha publicado así como las narraciones de Maite, una gran escritora que con sus palabras nos enseña a ver con el corazón. Mucho agradecería que tomen un tiempo para hacernos llegar sus comentarios a: alonsogzz33@hotmail.com Si desean contribuir con algún comentario o reflexión sólo mándenlo y nosotros con gusto lo incluiremos.

jueves, octubre 26, 2006

"El Arte de Vivir" 22 (Novela)

EL VIAJE A MEXICO

El señor Robert Watson resultó ser un comerciante muy distinguido y respetado por toda la tripulación. El de hecho había sido el organizador del viaje y el inspirador de que algunos de los otros viajeros, también comerciantes, se animaran a invertir parte de sus fortunas en esta aventura. Su edad no era muy grande, se podría decir que pasaba escasamente de los cuarenta, pero su experiencia e intuición para los negocios le habían abierto las puertas en prácticamente todo el mundo de la política y de los negocios en cualquier parte del mundo en donde se aparecía. Algunos de los pasajeros me dijeron en secreto, que pensaban que él sería en poco tiempo el hombre más rico del mundo si seguía haciendo negocios como hasta ahora lo venía haciendo.

Por mi parte, las pláticas con el resto de los pasajeros y la tripulación me parecían interesantes; aunque por dentro no dejaba de pensar en Bernardette, su imagen y las recuerdos del señor Robert cuando me decía que la tenía en su poder, se confundían en mi mente provocándome un sentimiento que sin poderle llamar angustia me estaba invadiendo de inquietud.

A los demás les intrigaba cuál era el propósito de mi viaje, ignoraban si me quedaría o regresaría con ellos dos semanas después como lo habían planeado. A todos les contestaba que mi interés era más bien médico y científico, que estaba buscando enriquecer mis conocimientos en el área de la medicina con las plantas que pudiera encontrar en la lejana América. Siendo un invitado especial del Sr. Watson nadie curioseaba más allá de eso.

La travesía duró varias semanas y durante las mismas no se presentaron mayores dificultades, salvo un pequeño mal tiempo que nuestro capitán, avezado en las lides marinas, supo sortear sin mayor problema. El desembarco lo hicimos en un pequeño puerto del sur de México, ahí pudimos establecernos mientras preparábamos los equipos mayores que nos permitirían viajar hasta donde estaban los contactos del señor Watson.

No me fue difícil dar con las personas que anteriormente habían hablado con él y que fueron quienes le presentaron al brujo nativo. Él era mi primera pista, debía hablar con él y saber si tenía que ver algo con la enfermedad de mi paciente y amigo.

Por otra parte no tenía ni idea de donde podía encontrarse Bernardette, pues en su carta ella no mencionó nada acerca de a que puerto llegaría, o cual sería su destino final. Decidí mandar una carta en el primer barco de regreso hacia mi familia, para pedirles que averiguaran el destino final de la familia de Bernardette y que me respondieran tan pronto supieran algo, por mi parte estaría reuniendo pistas acerca de esto y con la esperanza de hallar algo que me condujera hasta donde estaba ella.

Los amigos mexicanos del Sr. Watson no eran personas mal intencionadas y averigüé que el famosos brujo tampoco era de su confianza, más bien se había acercado a ellos de manera sorpresiva la noche anterior a su encuentro con el Sr. Watson; de hecho, se apenaron mucho cuando durante la plática surgió la posible relación entre la enfermedad y la persona del brujo. Ellos le tenían respeto a sus prácticas, pero les parecía que estaba un poco loco, hablaba en palabras extrañas, y de pronto entraba en trance o algo parecido; vivía en algún lugar apartado de la aldea, casi en medio de la selva, y siempre estaba sólo.

Yo les pedí que me indicaran en donde podía encontrarlo, pues él seguramente sabía mucho de plantas y eso era lo que me había traído a este continente. Se negaron rotundamente a llevarme hasta él pues decían que podía ser peligroso. Estaba también el problema del lenguaje, él no hablaba el inglés y yo no hablaba maya, tendría que conseguir un traductor y eso iba a ser difícil. Tardé mucho en convencerlos pero finalmente logré hacer que al menos me dijeran en donde podría verlo. Yo me encargaría por mi cuenta de todo lo demás.
Había pasado ya casi una semana del desembarco y yo apenas estaba dando con el paradero del tan mencionado brujo.

Reflexiones desde lo interno


Contador Gratis