Reflexiones desde lo interno

Un espacio de reflexión sobre el mundo y la sociedad que todos formamos. Un espacio de crecimiento y aprendizaje. Un lugar donde podemos mirar desde otra perspectiva lo que a todos nos afecta. Un lugar para pensar en lo que trasciende.

Nombre: Alonso
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, Mexico

Soy físico de profesión, aunque trabajo como consultor de empresas en el área de calidad. En este blog ustedes podrán encontrar cuentos, reflexiones, una novela (El Arte de Vivir) que escribí hace tiempo y que hasta ahora no se ha publicado así como las narraciones de Maite, una gran escritora que con sus palabras nos enseña a ver con el corazón. Mucho agradecería que tomen un tiempo para hacernos llegar sus comentarios a: alonsogzz33@hotmail.com Si desean contribuir con algún comentario o reflexión sólo mándenlo y nosotros con gusto lo incluiremos.

domingo, noviembre 05, 2006

El Arte de Vivir 28 (Novela)

NUMEROLOGIA

La ansiedad que sentía por no poder descifrar los signos del manuscrito se volvía cada vez más apremiante. Era como si algo estuviera a punto de ocurrir y no podía lograr que pasara, como si una tarea demasiado importante me hubiera sido asignada y por alguna extraña razón fuera incapaz siquiera de poder iniciarla.

Mis investigaciones sobre el papel y su posible significado me llevó a iniciar una intensa búsqueda entre lo que se llamaba numerología y de la que Philippe me había dado nociones en otro tiempo, desgraciadamente muy escasas. Yo siempre había sido reacio a aprender cosas de números, me parecía que la naturaleza no podía ser medida en números, que la esencia del ser humano no podía ni debía ser encerrada en números, por ser éste un método demasiado restrictivo para entender la forma como Dios trabajaba.

Pero había estado muy lejos de la verdad. Durante mis búsquedas con los archivos de antiguos monasterios a los que me acerqué y las personas cultas de la época a las que tenía acceso y que me facilitaban toda clase de libros, llegué a encontrar algunos muy interesantes que me llevaron a revelar algunos secretos de los que no estaba consciente. Llegué a fascinarme por esta extraña ciencia y sentí que estaba en el camino correcto.

La ciencia de los números era la ciencia de los Misterios Mayores entre los antiguos iniciados. Los números eran entidades abstractas que podían representar lo más sagrado de las tradiciones Iniciáticas. Era, en verdad, la puerta de entrada a la comprensión de las grandes esferas del universo.

Una de las cosas que alcancé a comprender fue que si bien los números no podían explicar la esencia del hombre en términos conceptuales, sí podían describir la dinámica de las fuerzas de la naturaleza. Pude construir las bases de la numerología y comprobar lo que antiguos pensadores de las escuelas de Iniciación habían ya plasmado en antiquísimos escritos. He aquí un resumen de lo que los números podían haber significado.

0 : El más misterioso de los números que existen. Encierra en él el poder de incluir el Todo y a la vez no significar Nada. Tiene el poder de potenciar todo lo que existe y de encerrar al universo entero sin que se le pueda dar un valor en sí mismo. Representa al todo y la nada. Puede ser Dios y a la vez cuando se le expresa no tiene nombre. Es el inicio de todo lo que existe y por lo mismo de él nace la numeración, pero cuando se le ve se comprende que no es nada. Para mí es la representación exacta del Creador.

1: Aquí es donde inicia toda la creación. Aquí es donde encontramos todo lo que somos. Todos somos Uno, en el gran sentido de lo que esto significa. El resto de los números podrán servir para contar pero este número representa lo que todos nosotros somos: UNO. Cada quién somos UNO y cuando nos unimos, los demás números no son sino muchos UNO repetidos.

Representa también la unidad en la que vivimos todos los que poblamos este Universo, representa lo que una vez Philippe me dijo, -Todos los seres formamos UNO más grande, somos conciencias individuales pero UNIDAS, somos algo más grande que no entendemos hasta que trascendemos nuestra pequeña conciencia humana- El UNO representa el vínculo que tenemos con Dios y con las demás criaturas. Representa la Unión de los pequeños Unos con el GRAN UNO.

2: El Dos es otro de los grandes misterios de la Naturaleza porque cuando penetramos en su esencia nos damos cuenta que el hombre no está sólo, está llamado a ser una parte del gran todo. El UNO con DIOS en realidad es dos, uno aquí y otro allá., uno abajo y otro en el cielo, un hombre humano y otro divino.

“El ser humano fue hecho a imagen y semejanza de Dios”, rezan las escrituras, y este número es un eterno recordatorio de que nosotros sólo tenemos la mitad de la explicación, somos medias creaciones que no nos completamos hasta que entendemos lo que este número significa, somos sólo uno en búsqueda de nuestro complemento que se encuentra en el cielo, en nuestra parte divina. Somos el uno en busca del dos, toda nuestra vida en la Tierra no es otra cosa que un camino de búsqueda hacia nuestra divinidad, andamos buscando nuestro destino final, nuestra esencia, nuestra contraparte.

Alguna vez Philippe me explicó que así como una gota de agua cuando cae convertida en lluvia y llega a la Tierra, se enfrasca en una frenética búsqueda de la fuente de donde nació y se une a los ríos los cuales después de muchas vicisitudes llegan finalmente al mar, éste representa el destino final de la gota; de hecho el inicio y el final de su carrera. Así el hombre desde que nace parte en búsqueda de algo que no alcanza a definir, algo que lo motiva a vivir y a buscar una forma de expresarse, una forma de hacer saber al universo que está vivo y que tiene una expresión, un canto que merece la pena ser oído, esa búsqueda no es otra cosa que un UNO en búsqueda de un DOS.

Pero también tiene otro significado que es otro de los grandes misterios de la naturaleza: la dualidad de la creación se manifiesta más que nada en la conducta del hombre. Toda decisión no es otra cosa que el ejercicio del ser humano de manejar una fuerza que es dual, la decisión es el acto de decidir entre al menos dos fuerzas que pugnan por manifestarse. Al universo se le concibe como una permanente dualidad, entre el frío y el calor, entre la luz y la oscuridad, entre el bien y el mal, existen todas las cosas. Todo lo que hay en el Universo se ha creado, como aquél antiguo símbolo iniciático explica gráficamente, entre la cola y la boca de la serpiente que se unen.

Esta es la gran paradoja del universo que Dios puso entre nosotros para que la estudiáramos y tratáramos de comprenderla. La gran trampa ante la que sucumben estudiantes de la divinidad, la gran trampa de pensar que hay un camino bueno y uno malo, cuando en realidad no son sino sólo dos caminos entre los cuales se esconde una de las más bellas lecciones de sabiduría espiritual que Dios nos dejó para que pudiéramos comprenderlo mejor.

Dos fuerzas que se reparten al universo y entre ellas crean todo lo que existe, los números del hombre y la mujer, la esencia prístina de lo que la propia naturaleza nos ha dado en nuestra propia anatomía, la lección de lo que debemos recordar cuando nos entregamos a la reflexión: No hay nada maligno en la fuerza femenina de Dios, no hay nada de condenable en lo que hemos denominado las fuerzas pasivas de la Creación, son todas fuerzas complementarias y dignas de estudio.



3: El tres, este número simbolizaba la primera unión de las fuerzas contrarias. Si bien en el dos se tenía el enfrentamiento entre dos grandes fuerzas causales del universo, el tres tenía la capacidad de unirlas en otra manifestación más elevada, es decir el tres representaba la manifestación de una fuerza que nacía como resultado de la armonía y complementariedad de las dos fuerzas básicas de donde surgían los astros y la vida. El tres era el resultado de la lucha y equilibrio de las dos contrarias, como el hijo que surge de la unión de sus padres, en una lucha que termina en equilibrio; o como la luz, que surge de la interacción de dos fuerzas que son en esencia contrarias.

Entender esto es equivalente a entender la función del bien y el mal en el mundo. Es equivalente a entender que no existen hombres malos, ni buenos, sino únicamente seres que son más positivos que otros y que ante los ojos de nosotros los humanos, los primeros se convierten en los buenos y los segundos en los malos.

Pero también podríamos haber dicho que solo existen seres malos, pero hay algunos más malos que otros. En algunas religiones se hablaba de que el hombre es malo, nace en pecado, nace condenado, esto es equivalente a decir que el hombre es el malo, en relación con el cielo, en donde moran los espíritus buenos.

El tres enseña que las fuerzas buenas y malas no son sino una trampa para el que busca penetrar en los misterios divinos. Perderse en una serie de juicios acerca de la naturaleza de los actos humanos en buenos o malos, es seguir deambulando en el laberinto de la dualidad sin saber que más allá del bien y del mal existe otro nivel de comprensión de la naturaleza y de Dios. Hay que trascender los conceptos del Dios Hijo y del Dios Padre, para llegar a la fuerza creadora y motivadora del mundo, el Dios Espíritu Santo.

4: Pero la realidad del mundo no termina ahí, sino que existe otra dualidad que es doble en sí misma. Los cuatro elementos que desde los antiguos griegos se habían ya estudiado y comprendido. Los cuatro elementos en base a los cuales se erige el mundo en que vivimos: la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego. Los cuatro bloques fundamentales sobre los que se construyó el mundo y todas las cosas.

Este fue otro de los misterios que los antiguos griegos habían buscado comprender. No sólo eran cuatro elementos que se combinaban para formar todo lo que existe, sino que eran la manifestación de la naturaleza tal como la veíamos los seres humanos. La tierra representaba a todo lo sólido, el agua a lo líquido, el aire a lo gaseoso y finalmente el fuego representaba a lo etérico, que viene a ser la puerta de entrada al mundo Espiritual o Etérico. Tres elementos que dan lugar a un cuarto que no es otra cosa que el pasaje de entrada al mundo de las entidades espirituales. Esto era la verdad de la numerología iniciática de los antiguos griegos.

En el hombre podía representar lo sólido de los huesos y los músculos, lo líquido de la sangre, lo gaseoso del aire que nos da la vida en la respiración y lo etérico en la temperatura que se mantiene de manera misteriosa mediante la interacción, del oxígeno del aire con lo líquido de la sangre y lo sólido de los pulmones y el corazón. Es la temperatura la que mantiene la vida del hombre en un sentido más oculto y es ella la que nos permite penetrar en los arcanos misteriosos de la vida en otros planos.

5: El cinco representaba en los antiguos el punto donde la mente del hombre penetra en lo espiritual. Es el número del ser humano por excelencia, pues se repite en el número de sus sentidos, así como en sus pies y manos en el número de sus dedos.

El hombre fue hecho con simetría cinco y esto es muy importante para entender que en él se encuentra reflejada la semilla quíntuple del ser humano. Llegar a comprender el cinco es entender la naturaleza espiritual del hombre, pues parado en la plataforma de los cuatro elementos, o mundo físico, se yergue por encima de la creación en sus extremidades inferiores y eleva su cabeza por encima del mundo físico para penetrar en el mundo espiritual.

Se dice entre las tradiciones ocultas del mundo que en el momento en que el hombre se irguió, en ese instante recibió una iniciación que lo llevó a comprender su origen divino. Es el único ser que camina sobre dos extremidades y eso lo convierte en el ser más cercano al cielo, el lugar de donde provenimos. Los monos, también pueden por pequeños instantes caminar en dos extremidades y por lo mismo deben ser considerados como los hermanos menores del hombre, son quienes le siguen en evolución y tal vez en el futuro tengamos que compartir este mundo con otra raza inteligente.

El quinto elemento, o conciencia del hombre, nos permite comprender la naturaleza divina humana y empezar a preguntarnos conceptos como la misión del hombre en la Tierra. Pero lo más impresionante es que si el cuatro representa finalmente a la Tierra como plano en el que nos manifestamos, el cinco estará manifestado por la Luna, qué siendo el astro que surge, aparece, o bien es atrapado por la Tierra, queda separada de ésta, pero en eterna gravitación y órbita.

La mente humana tiene mucho que ver con la Luna y en ella se encuentra otro de los grandes misterios que el ser humano debe buscar entender, la Luna es un regulador de la Mente Espiritual del hombre.

6: El número seis, era otro de los grandes misterios que entre los antiguos buscaban traducir de la siguiente manera. Siendo el número que iniciaba la segunda mitad del camino hacia el diez, debía representar la primera etapa del camino que llevaba a Dios. Si bien el cinco era la puerta de entrada al mundo espiritual, el seis representaba la primera interacción con las verdaderas fuerzas espirituales del Universo.

El seis eran dos triángulos, uno en la tierra apuntando hacia el cielo, como símbolo de la aspiración del hombre de querer encontrar a Dios y el otro en el cielo apuntando hacia la tierra representando a Dios como padre respondiendo a su hijo que lo llama. Ambas manifestaciones enlazadas fueron conocidas posteriormente como la Estrella de David, aunque siendo justos este símbolo era más antiguo que los hebreos como pueblo. Su fuerza radica en que es el primer símbolo geométrico que evoca claramente la respuesta del cielo al llamado del hombre, es por eso que representa al Cristo, ese ser que vino y encarnó el siguiente paso evolutivo de la escala humana. Si el hombre es el 5, Cristo viene a ser el 6, el siguiente paso en la evolución.

También es la representación de lo que Cristo vino a enseñar en la Tierra: El amor y la justicia en perfecta comunión. Los dos triángulos enlazados representan el amor universal con la justicia divina, equilibradas al cincuenta por ciento. Es la Conciencia Crística que viene a enseñarnos que el universo es el resultado de estas dos grandes fuerzas en equilibrio, como la fuerza centrífuga y la fuerza centrípeta en equilibrio en el movimiento de los astros.

7: El número siete viene a ser la firma del Padre manifestado en el hombre que ha sabido llamarlo. Es el punto que nace de pronto en el centro de la Estrella de David, es la fuerza que los grandes Iniciados pueden evocar y manifestar para poder llegar a decir que el Dios Padre y ellos son UNO, en toda la extensión de lo que la frase pudiera significar.

El siete es un número que desde la más remota antigüedad ha representado la rúbrica del Creador, pues fue en siete etapas o grandes emanaciones como fue creado el universo. Fueron seis los días que Dios utilizó para crear todo lo que existe y descansó en el séptimo, no se dice qué ocurrió después, pero es lógico pensar que otro ciclo de Creación empezó, siguiendo la ley del siete nuevamente.

El siete representa lo que aparece una vez que el ser humano puede encarnar la fuerza del amor y la justicia en su más pura expresión. Es el ser Iluminado que puede tener contacto íntimo con Dios y eso lo acerca a él y lo aleja de los hombres. Representa a los Iluminados, aquellos que se han acercado tanto a su origen divino que viven una existencia más del Cielo que de la Tierra.

8: Después viene el ocho, que aparece como una consecuencia lógica de aquellos que tienen el poder de invocar a Dios y que les conteste sin símbolos. Son los que hacen la voluntad del Padre en la Tierra.

El ocho representa en términos gráficos al Infinito, es decir, a dos círculos, como recordándonos que el ser humano puede y debe vivir en dos mundos diferentes, uno terrestre y el otro espiritual. El ocho es también la representación de los ojos de Dios; es decir, el hombre que llega a estos niveles de conciencia se erige a si mismo como la presencia del Padre en la Tierra, es la manifestación más clara de la voluntad del Dios en la Tierra, es el que cuida que el gran plan del universo de dé sin contratiempos; en resumen, es el hombre que vive siguiendo la voluntad de Dios en la Tierra.

Es el doble cuatro, lo que también significa que cuando se llega a estos niveles el ser humano está en posibilidades de poder manejar la creación de las formas, no únicamente en su manifestación más tosca en el mundo de los cuatro elementos físicos, sino también en la manifestación de los cuatro elementos espirituales como semillas de las creaciones que después aparecerán con el tiempo en la Tierra.

El ser que alcanza estos niveles de perfección está muy cerca de terminar sus ciclos terrestres y se enfila directamente hacia la perfección, que viene a ser la siguiente etapa en el camino de la evolución del hombre.

9: Porque el nueve viene a ser la antesala a la perfección, viene a ser los tres triángulos que aparecen cuando el hombre es capaz, no solamente de vivir en armonía en el cielo de su conciencia y en la conciencia divina, sino en los tres planos que conforman a todo el universo: La armonía en la Tierra, en el Alma y en el Cielo.

Es el microcosmos de la triple manifestación de Dios. Es la encarnación de Dios en la Tierra, es el ungido de Dios en la Tierra, es el gran enviado. De hecho no llega a la Tierra sino en muy contadas ocasiones y no permanece en ella más de lo necesario. Su cercanía al hombre a veces tiene que ser en los planos etéricos y no puede permitirse acercarse más a los hombres a costa de poder desencadenar cambios drásticos en la geología de la Tierra.

Su presencia, por la fuerza que emana, podría ser de grandes consecuencias, de llegar a manifestarse en la Tierra, pues su naturaleza es de cambio. Y déjame decirte que no ha habido muchos que alcancen estos planos, eso me dijo una vez Philippe.

Cuando le pregunté que viene después, me contestó -Nada.

-¿Cómo que nada?

-El hombre, cuando llega a la Perfección que es el número nueve, no tiene nada que esperar, su vida ha sido ya destinada por la Gran Vida del Universo, lo que sigue es sólo cuestión de tiempo. Es el momento que si le preguntas a él quién es, te contestará con esa mágica frase: “Yo Soy el que Soy”. Cuando esto se da, el ser humano se transforma totalmente en divino y se encuentra en otro grado de existencia, se funde con el Padre y de ahí en adelante todo será diferente.

El 10 no es el final de todo, es el Inicio de otro ciclo.

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