Este no es un escrito normal
Nunca se me había ocurrido y la verdad, jamás pensé que se pudiera hacer, pero bueno tal vez a ustedes no les importe.
No sé como empezar. Nadie creía que fuera posible escribir algo negándolo todo. La verdad... yo tampoco.
Así que no me voy quedar quieto y ahora trataré de no fracasar en el intento.
Las palabras no son lo que parecen, los significados nunca son los mismos en las mentes de las personas, de hecho, la interpretación que las personas les dan casi nunca es la que deberían tener de acuerdo a lo que los que las pronunciaron.
Nuestra mente no es nuestra, nosotros no somos sus progenitores, nuestras palabras no las creamos nosotros, tal vez ni siquiera sean de nuestra lengua, las ideas que pensamos tal vez ni las inventamos nosotros, de manera que aunque creamos conocernos, la verdad es que no estamos ni siquiera cerca de poder afirmar qué sabemos quienes somos.
No nos damos cuenta de que crecemos y un buen día despertamos negándonos a aceptar que ya no somos niños. No fuimos capaces de captar el transcurrir del tiempo y ahora la vida nos niega la paz de una conciencia tranquila.
Nos negamos a la realidad y cada minuto ya no es un aventura que llega sino algo que se nos va sin observarlo siquiera.
Nadie es capaz de instruirnos en los misterios de la vida, las voces que predican no llegan, nuestra mente se niega a aceptar lo que desconoce. No se vive... a veces ni siquiera se sobrevive.
Pero esta irrealidad no es la única que existe en el planeta. Afortunadamente, en el mundo del no, las sombras no son las únicas que existen. Más allá de la negación se encuentra la doble negación.
El hombre que perdió la paz por negar todo, tal vez la recupere cuando niegue lo que negaba antes. Como aquél reflejo que viéndose en otro espejo se reconoció real.
Lo cierto es que la negación de la negación no siempre nos da una afirmación. Así que no deberíamos estar confiados de que saliendo de algún punto y negándolo todo llegaríamos nuevamente al lugar de donde partimos. La lógica no es esférica. Aunque no lo quieran asimilar los reduccionistas que buscan simplificar todo.
Ahora, tal vez usted no esté de acuerdo conmigo en todo esto, pero... ¿sabe qué? No tiene de que preocuparse: Yo no afirmé nada.
Alonso
Reflexiones desde lo interno

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