El Arte de Vivir 24 (Novela)
Al día siguiente muy temprano me dispuse a viajar hasta la cabaña del brujo, como no sabía lo que debía hacer, ni siquiera sabía si tenía todas las instrucciones, pensé que no sería mala idea visitarlo por la mañana, aclarar todas mis dudas y después regresar por la noche.
Con pasos firmes y ya sin las dudas sobre el camino, me aventuré por la selva hasta llegar a la casa del brujo.
No lo encontré, estaba su cabaña vacía, así que pensé en el leopardo que la cuidaba, no había aparecido, pero si lo hacía no sabía lo que podría pasar. Dudé un poco sobre si no era una imprudencia lo que estaba haciendo, pero el hecho de saber que me encontraba en la casa de un soldado de la luz me tranquilizó, no podía haber peligro para los que andamos en el mismo camino. Pensé en los “Principios del Hombre” que me había explicado Philippe: “El hombre se acerca a sus iguales y rehuye a los diferentes”. Él, aunque diferente en apariencia, era un igual en el camino que estábamos siguiendo.
Por un momento mientras esperaba, se me ocurrió pensar que este señor pudiera haber tomado información de mi mente para tranquilizarme y que en realidad lo que quería era hacerme algún daño, pero deseché la idea, pues con el leopardo frente a mí, el día anterior podía haberme matado si eso era lo que quería.
Estuve observando las cosas que mantenía en su cabaña. Tenía muy ordenada su pequeña casa y eso contrastaba con su aspecto. El recinto era circular, fabricado con troncos de madera preciosa, su casa olía como a madera fresca después de la lluvia, pareciera que los árboles eran recién cortados, todavía se podía captar el olor a la resina maderera. En el centro estaban acomodados unos pequeños vasos con líquidos que no me atreví a destapar, pensando que pudieran ser parte de un ritual. En las paredes estaban colgados toda una serie de extrañas cosas, había semillas de árboles en forma de vainas largas, había pieles de animales dispuestas en formas geométricas, así como varas de árboles entremezcladas en las posiciones de los objetos.
Encontré también que tenía un espejo, pero en una posición en la que parecía apuntar a otro lado, no al normal de una persona que desea mirarse en él, más bien parecía que apuntaba hacia un lado de la pared. El mobiliario era en verdad escaso, no vi camas, debe dormir en el piso, pensé; tampoco sillas o sillones, por lo que deduje que debía sentarse en el suelo.
-Te gusta mi altar –de pronto escuché su voz atrás de mí.
-Perdón, yo vine aquí porque...
-Aquí no vivo, este es mi altar, por eso no hay sillas ni sillones y el espejo no es para mirarse. Además no hace falta que lo digas, ya se por qué viniste.
A estas alturas yo sabía que él era capaz de leer lo que estaba pensando.
-Cuando pasas la mayor parte de tu vida en silencio, aprendes a escuchar hasta el menor de los ruidos, aún el que hacen las inquietas mentes de los hombres cuando piensan. Siéntate – me dijo- en el piso, por supuesto; creo que te hace falta estar más en contacto con las fuerzas de la Tierra.
-No me interrumpas, no pretendo seguir una conversación, tan sólo te voy a explicar lo que me interesa de ti.
-Los “Guardianes del Mundo” y el “Círculo Interno” son los responsables de que los acontecimientos de la Tierra estén equilibrados de acuerdo al plan que se tiene para la evolución de este planeta. Ellos son quienes cuidan de que la humanidad siga caminando por el sendero que la lleve hasta lo que el Padre ha dispuesto para ella. Los guardianes son seres grandes y misteriosos, guerreros por naturaleza y poseedores de una sabiduría infinita en cuanto a las fuerzas que se mueven en este planeta.
Son ellos los que han dispuesto las posiciones de los altares cósmicos que están localizados en algunas partes de este mundo, son ellos quienes saben cuándo, por ciertas disposiciones cósmicas, serán activados algunos de esos altares y el momento en que deben ser trabajados. Funcionan como reguladores de las mareas astrales que se forman cuando la humanidad por alguna razón se desequilibra o produce alguna fuerza especial como las guerras o desastres naturales en donde muere mucha gente; esos casos generan en la mente del planeta mucho dolor que es necesario equilibrar para que no enferme al resto de la humanidad. En esos casos alguno de los reguladores cósmicos sembrados en la superficie de la Tierra se enciende y absorbe en gran medida el desequilibrio, para eso son las pirámides y los monumentos que existen incluso allá en tu país.
La tarea de hoy es algo parecida, existe una fuerza que hoy se encuentra desequilibrada por causas que es muy complicado explicarte. Hay una gran amenaza que se cierne sobre la humanidad, estamos por entrar en una guerra como no ha habido otra en toda la historia del planeta, las condiciones que hoy se dan son muy especiales, si no hacemos algo esta guerra que se va a desarrollar principalmente en Europa, se podría extender hasta acá y eso sería de incalculables consecuencias; yo te necesito para que me ayudes a aislar a este continente del resto de los países para que esa guerra no se extienda hasta acá. Para eso tenemos que trabajar en un lugar sagrado que existe muy cerca de este lugar y tendremos que actuar rápido.
-Me permite preguntar sólo dos cosas.
-Te las contestaré. A Bernardette, la mandé traer pero no para que la veas, ella será mi ayudante en otras tareas, he decidido que me ayude como sacerdotisa de ciertos trabajos y se quedará a vivir conmigo más adelante. Respecto a los del “Círculo Interno”, te diré que tienes razón al querer preguntar más de ellos, tú tendrás que trabajar para ellos en algún momento de tu vida, pero lamento decirte que no puedo explicar nada sobre ellos, no me está permitido, te puedo decir que son los que gobiernan en el Mundo. Ahora vete, o quédate si quieres, tengo otras cosas que hacer.
Y se levantó y se fue.
Yo también lo hice. Decidí regresar a la posada en donde me encontraba hospedado, aunque muchas de mis dudas estaban resueltas y me encontraba más tranquilo en cuanto a los propósitos del brujo, todavía quedaban muchas incógnitas dentro de mí, todavía estaban muchas preguntas sin respuestas.
La personalidad del brujo seguía siendo un misterio que no acertaba responder, su mirada, su reticencia para hablar y su increíble capacidad para leer la mente eran en verdad sorprendentes, él me había impactado y al parecer estaba muy seguro de lo que hacía. Su camino, a pesar de reconocerlo como similar al que yo había seguido, era radicalmente diferente; él era tan distinto a mí que se me dificultaba pensar que compartiéramos los mismos valores.
Philippe me había dicho cientos de veces que alguna vez me sorprendería cuando empezara a descubrir lo que existe fuera de los terrenos en que nos movemos. Me decía que era como un pequeño parvulito que no había salido aún del cascarón. El mundo que has conocido es todavía el mundo de tu casa, espera a que salgas al verdadero mundo, te sorprenderá lo que vas a ver y oír.
Por otra parte sabía que allá en la casa, en Inglaterra, se había despertado mi voz interior, el Maestro hablaba desde dentro de mí; pero acá, pareciera que esa voz se había acallado. Algo estaba pasando y aún no acertaba a descubrir qué.
Por lo pronto todo lo que me quedaba era acudir a la cita para la que me había llamado el brujo.
Pasé el resto del día curioseando alrededor del mercado y fue sumamente interesante lo que encontré. Había muchas mujeres vendiendo toda una serie de plantas que yo no conocía para curar las enfermedades, un amigo del Sr. Watson que sabía hablar el lenguaje nativo me hacía el favor de traducir lo que me decían, encontré y compré una gran variedad de plantas con el propósito de probar después sus propiedades curativas en mis pacientes.
Luego de la visita, salí a pasear a la plaza y me dediqué a observar a los lugareños, su piel era más obscura que la mía pero no tanto como los negros del África que había observado, su complexión era robusta y baja de estatura, al hablar lo hacían con pocos gestos comparado a como lo hacían mis compatriotas. Era curioso observarlos, empezaba a entender que el brujo no era tan extraño después de todo; tan sólo era diferente a mí, pero muy parecido a sus paisanos. Cruzó por mi mente el hecho de que todos ellos pudieran ser brujos, pero la sola idea me divirtió, no podría haber todo un pueblo de brujos, sería demasiado curioso.
Alonso
Reflexiones desde lo interno

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