Reflexiones desde lo interno

Un espacio de reflexión sobre el mundo y la sociedad que todos formamos. Un espacio de crecimiento y aprendizaje. Un lugar donde podemos mirar desde otra perspectiva lo que a todos nos afecta. Un lugar para pensar en lo que trasciende.

Nombre: Alonso
Ubicación: Monterrey, Nuevo León, Mexico

Soy físico de profesión, aunque trabajo como consultor de empresas en el área de calidad. En este blog ustedes podrán encontrar cuentos, reflexiones, una novela (El Arte de Vivir) que escribí hace tiempo y que hasta ahora no se ha publicado así como las narraciones de Maite, una gran escritora que con sus palabras nos enseña a ver con el corazón. Mucho agradecería que tomen un tiempo para hacernos llegar sus comentarios a: alonsogzz33@hotmail.com Si desean contribuir con algún comentario o reflexión sólo mándenlo y nosotros con gusto lo incluiremos.

domingo, octubre 29, 2006

El Legado

- ¿Cómo haces para estar feliz todo el tiempo?

- ¿Por qué me preguntas?

- Es que, me parece increíble que siempre estés de buen humor. No importa si te va bien o te va mal, tú siempre estás sonriendo. No recuerdo haberte visto alguna vez triste.

- Bueno, no siempre estoy feliz. De hecho en ocasiones me deprimo o me siento que no estoy de buen humor, pero trato de estar siempre bien y sobretodo, preparado.

- ¿Preparado?

- Sí, es una larga historia.

- Mira, si esa historia me enseña a tener ese optimismo que tienes, tengo todo el tiempo del mundo.

- Todo empezó hace siete años, con la muerte de mi padre.

- Es extraño.

- ¿Qué? ¿qué mi optimismo empezara con la muerte de mi padre? No. No lo es. Verás. Mi padre viajaba mucho. Siempre lo admiré por su capacidad para hacer que las cosas salieran como él las había planeado. No sé como lo hacía pero siempre lograba lo que se proponía. Todos lo admiraban, él era toda una celebridad.

- Sí, lo sé. Mi padre me ha hablado de él algunas veces.

- Pero, eso no era lo más importante para mi. Él siempre parecía tener las palabras adecuadas para cada persona, y para mí, él tenía las mejores. Tengo muchos recuerdos de él fabulosos, cada uno de ellos me enseña cosas diferentes cada vez que vienen a mi mente. Fíjate, ¿sabes qué me dijo el día que me accidenté?

- ¿Cuál de todas las veces?

- Ja, bueno la vez que por descuidado un carro me atropelló. Había causado un gran alboroto y muchas molestias a mucha gente. La verdad era que el descuido había sido mío y no me había pasado gran cosa así que yo ya esperaba el clásico: ¿pues en qué estabas pensando? ó ¿cómo se te ocurrió? o cualquier otra cosa a manera de regaño; pero ¿sabes qué me dijo?... me miró como explorándome y me preguntó: ¿qué aprendiste?

- ¡Ah, esa está buena!

- Sí, lo está, me obligó a redirigir mi mente a un aspecto que no había pensado. En lugar de que yo pensara ¿por qué me había pasado esto a mi? ¿cómo había sido tan tonto? y cosas por el estilo, él hizo que me pusiera a pensar en las lecciones de ese accidente. En otra ocasión cuando yo no quería regresar de las vacaciones ¿sabes cómo me convenció?

- ¿Cómo?

- Me dijo... si tanto te gusta aquí, vamos a mudarnos para acá.

- ¿Eso te dijo?

- Sí, después me dijo que tendría que renunciar en el trabajo donde estaba y tendría que empezar a trabajar aquí, probablemente barriendo, para poder pagar una renta más o menos decente y mi mamá tendría que ayudarlo trabajando en algo, yo tendría que dejar el colegio y me dijo tantas cosas que terminé diciéndole: está bien nos regresamos. Después ya en el regreso me dijo... “nunca olvides hijo que toda decisión cambia un poquito nuestras vidas”.

- Un poco drástico ¿no?

- No, creo que él tiene razón. Cada decisión por pequeña que sea cambia un poco nuestras vidas. Piénsalo un poco, lo que somos hoy no es otra cosa que el fruto de pequeñas o grandes decisiones que tomamos nosotros o nuestros padres.

- Está bien, tú ganas, ya he escuchado eso antes. Pero dime, qué te dijo que te hace sentirte optimista.

- Mira, lo que distinguía los consejos de mi padre de otros que yo escuchaba era que los de él siempre me dejaban pensando, eran como semillas que ponía en mi mente y que poco a poco empezaban a germinar y terminaban formándome.

- Así fui coleccionando muchos, muchos consejos que a veces consciente y otras veces inconscientemente mi padre dejaba dentro de mi.

- Me imagino que ha de haber sido muy duro el ver como se iba acabando.

- No mi amigo, él no se iba acabando. La enfermedad que lo postró en cama sólo lo iba liberando. Una vez cuando me vio triste por su enfermedad me llamó a su lado y me dijo algo que hasta ahora no se me olvida. Me dijo... “no te engañes, lo que tú ves es sólo un cuerpo sufriendo una enfermedad, pero nosotros somos mucho más que eso, yo me siento feliz cuando los veo a ustedes volverse hombres grandes de provecho para otros; ustedes son mi legado a la humanidad. Muy pronto voy a tener que despedirme de todos ustedes y estoy pensando en qué regalo dejarles, tiene que ser algo que los haga felices mucho tiempo” todo eso me decía, mientras me miraba a los ojos con una mirada no de tristeza, más bien de reflexión, en verdad estaba pensando en eso. Yo creo que tenía ya varias semanas, tal vez meses buscándolo y.... lo encontró.

- ¿Les dejó un regalo?

- Sí, el más grande que podía dejarnos. Mi viejo nos dejó el legado más grande que un padre puede dejarles a sus hijos...

- ¿Y qué fue eso? ¿qué les regaló?

- Poco antes de morir, nos llamó a todos y nos dijo: “hijos míos, ustedes saben cuánto los quiero, nunca me gustó separarme de ustedes, cuando tenía que salir de viaje siempre los llevaba en mi mente, procuraba traerles cosas de los lugares a donde iba, mandarles postales, cualquier cosa. Su madre, con quien espero reunirme muy pronto, guardaba las postales que les mandaba de mis viajes, ellas las guardó en una caja que se encuentra en el ropero. Quiero que las saquen y las repartan en partes iguales. Ahora, quiero que piensen que me voy a otro viaje, tal vez un poco más largo pero al fin y al cabo es otro viaje. Quiero que sepan que he decidido mantener esa costumbre de mandarles postales...” –aquí mi padre hizo un silencio, como buscando explorar nuestras expresiones, en esos momentos él parecía tener una claridad en su mente muy especial, la enfermedad no parecía estar afectándole, aunque bien sabíamos que estaba haciendo un esfuerzo, luego continuó- “he descubierto que el cielo si tiene postales, y las tiene aquí en la Tierra, cuando me vaya quiero que las busquen y piensen que cada una de ellas se las estoy mandando yo; cada vez que vean una maravillosa puesta de sol, o un bello amanecer, cuando observen una flor especial o a la luna con ese brillo que tantas veces admiramos juntos en las noches, cuando vean a un cometa pasar, piensen que es una postal que yo les envío; yo sé que ellas están aquí, siempre han estado pero no las vemos a menos que las busquemos. Yo ahora les pido que las busquen, esas se las estaré mandando yo” esas fueron sus últimas palabras. Cuando se aseguró de que todos habíamos comprendido entonces nos besó la frente y cerró sus ojos con una expresión que nunca olvidaré. Era de satisfacción. Nos había dado su regalo. Ese regalo que buscó por tanto tiempo.

- Entonces... ¿por eso siempre estás de buen humor?

- Cuando la familia nos reunimos para asimilar juntos la experiencia por la que acabábamos de pasar, nos dimos a la tarea de iniciar la búsqueda de las postales, cada vez que alguno veía algo especial lo comunicaba a los demás. Nos dimos cuenta de que si estábamos tristes no las veíamos, poco a poco nuestro carácter fue cambiando, todos nos convertimos en buscadores de postales y... ¿adivina qué?

- ¿Qué?

- Cambiamos. Nuestra vida cambió. Ese bendito viejo sabio, nos sembró una semilla de felicidad. Ahora somos, o mejor dicho, estamos condenados a ser felices. Por eso te dije al principio que me gusta estar preparado, no quiero que se me escape ninguna.

- ¡Vaya regalo!

- Especial... ¿no es cierto?... Pues ahora ya lo sabes, ya tienes tú también la semilla.

Muchos kilómetros arriba varias estrellas fugaces se dirigían velozmente a su encuentro con la Tierra... y llevaban una dedicatoria con firma.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

sábado, octubre 28, 2006

El Arte de Vivir 23 (Novela)

ENCUENTRO CON EL BRUJO

Yo no sabía lo que me iba a encontrar en la casa del brujo, pero era evidente que serían cosas no comunes para mí como europeo. La cabaña se encontraba como a tres millas de distancia del pueblo y un camino bastante estrecho me llevaría hasta ahí. Dado que me recomendaron que nunca viajara de noche por la selva, decidí hacerlo de día, muy temprano por la mañana me dirigí hacia la casa del brujo.

Para llegar hasta ella tuve que sortear una serie de obstáculos que de pronto me hicieron pensar que ya me había equivocado o que las instrucciones que me habían dado no habían sido del todo precisas. Tuve que cruzar un pequeño río, que a pesar del tamaño no pude evitar tener que sumergirme hasta el pecho; después encontré una colina que hube de subir y bajar entre una maleza bastante tupida y llena de insectos molestos. Me habían hablado de víboras y de otros animales que pueden llegar a ser peligrosos si no estás acostumbrado a lidiar con ellos, para eso yo me había encargado de traer algunos implementos que pensaba me protegerían en caso de una dificultad: algunos sueros, repelentes de moscos, hierbas para infecciones y algunas otras cosas que pensaba intercambiar con el brujo para demostrarle algo de simpatía y tratar de ganarme su confianza.

Por fin, cuando llegué a la cima de la loma, observé que el camino se perdía entre una zona tupida de arbustos y creí ver una pequeña choza. Esa debía ser, pensé. Cuando me acerqué lo suficiente, ¡me salió al encuentro un leopardo gruñendo amenazador! eso me paró en seco, la sangre se me heló y creí que mis aventuras habían terminado.

Una voz tranquilizó al leopardo, era el brujo, quién sin mirarme siquiera me pidió que pasara a su casa en un perfecto inglés.

Esto me intrigó, me habían dicho que el nativo era un ignorante en todo y que seguramente iba a tener problemas para comunicarme con él.

-Los leopardos son excelentes guardianes –dijo con aire de indiferencia.

-Vine a buscarlo porque,...

-Ya lo sé, porque quieres compartir tus conocimientos conmigo, aunque la verdad es que vienes intrigado sobre la suerte de tu amiga Bernardette.

Miré al brujo, era como de unos 50 años, lucía sucio, descuidado, hasta un poco altanero. No me miraba al hablar, sus ojos se depositaban en cualquier cosa y sus manos no dejaban de moverse trabajando en lo que parecía ser un pequeño cuenco donde mezclaba hierbas y polvos de colores extraños. Estaba vestido con un taparrabos, no calzaba sandalias y traía en el cuello algunos collares que estaban formados con piedras de río, o al menos eso me parecieron, y con algunas piedras verdes, que después supe eran de jade, además de huesos de animal.

-Te mandé traer porque necesito que me ayudes en un trabajo. No nos queda mucho tiempo y esto requiere de ti.

-¿Quiere decir que usted ya me esperaba?

-Lo que quiero decir es que te mandé traer y necesito que me ayudes en un trabajo.

El brujo no era muy simpático, de hecho no reía, ni me miraba.

-En el camino que nosotros seguimos, somos soldados y no importa dónde se nos requiera, ahí tenemos que estar. Tú eres un soldado y yo soy otro soldado, ahora yo necesito que me ayudes, por eso te he mandado traer.

-Pero, ¿quién le dijo cómo encontrarme?, ¿somos soldados, se refiere a que seguimos un mismo camino?, ¿cómo supo...?.

-Eres muy preguntón, ya me temía eso, al parecer Philippe no te explicó que al hablar perdemos mucha energía, a él siempre le ha gustado ser derrochador de energía.

-¿Usted conoce a Philippe? –respiré con alivio.

-Todos nos conocemos en este camino.

Entendí que no le gustaba hablar y decidí ser prudente y no preguntar más allá de lo que era estrictamente necesario.

-Usted dirá –mencioné.

-Hay un movimiento de fuerzas que puede llegar a afectar a todo este país en el futuro si no hacemos algo en este momento. Las mareas astrales que se han venido dando con los cambios en las mentes de la gente se están acumulando en ciertas regiones de la Tierra y eso puede dar lugar a que tengamos desequilibrios en las zonas del planeta que aseguran la estabilidad geológica y de la humanidad.

-Déjeme ver si entendí....

-No hables, escucha –volvió a interrumpirme- la Tierra, es un ser, nosotros somos sus moradores, somos como pequeños microbios viviendo dentro de ella. La acumulación de energías de cierto orden en ciertas regiones del planeta pueden enfermarla, a nosotros nos corresponde cuidar que eso no pase. Para eso contamos con una red de lugares sagrados en todo el planeta, desde ahí podemos curarla. Yo te necesito para esto. ¿Aceptas?

-Claro que sí.

-El brujo se levantó y sin mirarme me dijo: la operación se hará en la noche de mañana, debes venir alrededor de la media noche. Salió de la casa y tomó por un camino hacia la selva todavía alcancé a oír que decía, también mandé traer a Bernardette... y desapareció.

Lo esperé, no sabía lo que debía hacer, si eso había sido suficiente o me iba a dar más instrucciones. Luego, cuando vi que se tardaba, pensé en seguirlo para preguntarle, pero no lo encontré. Decidí regresar a la posada y me dediqué a pensar tratando de armar los escasos datos que me había dado.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

jueves, octubre 26, 2006

¿Cuál es la Realidad?

Si le pregunto ¿qué le parece la vida? ¿qué me contestaría?

Esta pregunta ya la he hecho muchas veces y he obtenido respuestas como:
- La vida es una aventura.
- La vida es un desafío.
- La vida es triste.
- La vida es como un libro de sorpresas.
- La vida es una escuela.
- La vida es un carnaval.
- Etc.

Recientemente he venido escuchando las versiones que nos vende la televisión: “El lado <> de la vida” los políticos: “El mundo está en guerra contra el terrorismo y esta batalla la vamos a ganar” los ambientalistas: “el fantasma del hambre y la sed amenaza al mundo” los religiosos: “sólo Cristo puede salvarte” los científicos: “una nueva ventana al universo se abre al hombre con estos descubrimientos”.

Cada persona parece captar diferentes aspectos de la vida.

¿Habrá alguien que esté viendo la realidad? más aún: ¿habrá una sola realidad?

Ya sabemos que detrás de cada comercial de televisión hay una intención de crear una percepción en el público. A la agencia de publicidad no le importa si lo que está diciendo es real o no, lo importante es su capacidad para crear en el público una percepción específica. Lo mismo vale para los políticos: triunfa aquél que mejor pudo vender al electorado su propia visión de la realidad así como sus ideas para enfrentarla.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos que actualmente todos nosotros estamos siendo bombardeados por diferentes visiones de la realidad que todo el mundo intenta vendernos. Al final, tendremos que crear la nuestra, no es opcional, es básicamente una reacción natural de nuestra propia mente. Lo que vale la pena recordar es que es en base a esta visión que nosotros tomamos las decisiones importantes en nuestras vidas.

Pero permítanme explorar un poco la realidad física. Esa, que en teoría todos percibimos igual, porque la captamos con nuestros sentidos.

¿Cómo somos los seres humanos? o para hacerlo más sencillo: traiga a su mente la imagen de esa persona que usted más quiere.

¿Recuerda su imagen?

Seguramente esa persona es importante para usted por algo más que su físico. La emoción que le inspira no nace de su físico, sino más bien de las experiencias que ha vivido con ella, los momentos felices, o especiales que han compartido. Nos resulta claro, entonces que el ser humano es algo más que un cuerpo físico.
De hecho si tuviésemos unos lentes especiales que nos permitieran ver debajo de la piel a un ser humano lo que veríamos serían los tejidos y las venas recorrer al cuerpo y seguiría siendo la misma persona, tal vez si ajustáramos los lentes para ver todavía más adentro, seguramente veríamos únicamente a un esqueleto moverse y seguiría siendo la misma persona.

Por otra parte según la filosofía oriental, los seres humanos tenemos una luz que rodea nuestros cuerpos llamada aura que se percibe con los ojos del alma, no con los ojos físicos. Esto es, si le pidiéramos a un vidente y que además fuera ciego de nacimiento, que nos describiera a la persona que nosotros estamos viendo como un esqueleto, seguramente la describiría como un huevo de luz, un huevo de luz con colores cambiantes según el estado de ánimo en que se encuentrara... y seguiría siendo la misma persona.

Ahora la pregunta que nos haríamos sería: ¿cómo es la persona que estoy recordando? ¿cuál es su aspecto?

Más aún: supongamos que alguien anda por el mundo observando personas con microscopio; ¿cómo vería a nuestro personaje? Tal vez sólo captaría las células, tal vez estaría observando un sólo cabello, pues con microscopio sería imposible que pudiera captar a toda la persona completa.

Finalmente si le preguntamos a alguien que nos está observando desde el piso número treinta de un edificio: ¿qué le parece la persona con la que estoy platicando? Tal vez nos dijera que sólo ve un puntito.

Vuelvo ahora a hacer la misma pregunta: ¿cómo es la persona que estamos recordando?

Resulta más fácil entender porque hay tantos y tan diferentes puntos de vista en el mundo. Si en aquello que según nosotros es más fácil de captar por ser objetivo y físico no podemos responder fácilmente a menos que seamos muy específicos ¿qué podemos esperar de las cosas subjetivas de las que intentan convencernos los políticos, los religiosos, los artistas, etc?

Por esta razón una de las cosas que debemos aprender como sociedad es: Primero a respetar las opiniones diversas que tenemos reconociendo que todas son parcialmente ciertas y posibles. Y segundo: A ponernos de acuerdo en lo que queremos y debemos hacer. En otras palabras: TOLERANCIA y COMUNICACIÓN EFECTIVA.

¿Será tan difícil? ¿será por eso que el mundo está como está? ¿a mi me parece sencillo?... ¿no lo ve así usted?

Alonso


Reflexiones desde lo interno

"El Arte de Vivir" 22 (Novela)

EL VIAJE A MEXICO

El señor Robert Watson resultó ser un comerciante muy distinguido y respetado por toda la tripulación. El de hecho había sido el organizador del viaje y el inspirador de que algunos de los otros viajeros, también comerciantes, se animaran a invertir parte de sus fortunas en esta aventura. Su edad no era muy grande, se podría decir que pasaba escasamente de los cuarenta, pero su experiencia e intuición para los negocios le habían abierto las puertas en prácticamente todo el mundo de la política y de los negocios en cualquier parte del mundo en donde se aparecía. Algunos de los pasajeros me dijeron en secreto, que pensaban que él sería en poco tiempo el hombre más rico del mundo si seguía haciendo negocios como hasta ahora lo venía haciendo.

Por mi parte, las pláticas con el resto de los pasajeros y la tripulación me parecían interesantes; aunque por dentro no dejaba de pensar en Bernardette, su imagen y las recuerdos del señor Robert cuando me decía que la tenía en su poder, se confundían en mi mente provocándome un sentimiento que sin poderle llamar angustia me estaba invadiendo de inquietud.

A los demás les intrigaba cuál era el propósito de mi viaje, ignoraban si me quedaría o regresaría con ellos dos semanas después como lo habían planeado. A todos les contestaba que mi interés era más bien médico y científico, que estaba buscando enriquecer mis conocimientos en el área de la medicina con las plantas que pudiera encontrar en la lejana América. Siendo un invitado especial del Sr. Watson nadie curioseaba más allá de eso.

La travesía duró varias semanas y durante las mismas no se presentaron mayores dificultades, salvo un pequeño mal tiempo que nuestro capitán, avezado en las lides marinas, supo sortear sin mayor problema. El desembarco lo hicimos en un pequeño puerto del sur de México, ahí pudimos establecernos mientras preparábamos los equipos mayores que nos permitirían viajar hasta donde estaban los contactos del señor Watson.

No me fue difícil dar con las personas que anteriormente habían hablado con él y que fueron quienes le presentaron al brujo nativo. Él era mi primera pista, debía hablar con él y saber si tenía que ver algo con la enfermedad de mi paciente y amigo.

Por otra parte no tenía ni idea de donde podía encontrarse Bernardette, pues en su carta ella no mencionó nada acerca de a que puerto llegaría, o cual sería su destino final. Decidí mandar una carta en el primer barco de regreso hacia mi familia, para pedirles que averiguaran el destino final de la familia de Bernardette y que me respondieran tan pronto supieran algo, por mi parte estaría reuniendo pistas acerca de esto y con la esperanza de hallar algo que me condujera hasta donde estaba ella.

Los amigos mexicanos del Sr. Watson no eran personas mal intencionadas y averigüé que el famosos brujo tampoco era de su confianza, más bien se había acercado a ellos de manera sorpresiva la noche anterior a su encuentro con el Sr. Watson; de hecho, se apenaron mucho cuando durante la plática surgió la posible relación entre la enfermedad y la persona del brujo. Ellos le tenían respeto a sus prácticas, pero les parecía que estaba un poco loco, hablaba en palabras extrañas, y de pronto entraba en trance o algo parecido; vivía en algún lugar apartado de la aldea, casi en medio de la selva, y siempre estaba sólo.

Yo les pedí que me indicaran en donde podía encontrarlo, pues él seguramente sabía mucho de plantas y eso era lo que me había traído a este continente. Se negaron rotundamente a llevarme hasta él pues decían que podía ser peligroso. Estaba también el problema del lenguaje, él no hablaba el inglés y yo no hablaba maya, tendría que conseguir un traductor y eso iba a ser difícil. Tardé mucho en convencerlos pero finalmente logré hacer que al menos me dijeran en donde podría verlo. Yo me encargaría por mi cuenta de todo lo demás.
Había pasado ya casi una semana del desembarco y yo apenas estaba dando con el paradero del tan mencionado brujo.

Reflexiones desde lo interno

lunes, octubre 23, 2006

COINCIDENCIAS

Hay algo que me ha puesto a pensar desde hace mucho tiempo.

No me considero un principiante en matemáticas, de hecho soy algo que en calidad se llama Black Belt (es decir, alguien que ya tomó una serie de entrenamientos en estadística un poco avanzada). También soy Físico así que no desconozco las leyes naturales con las que supuestamente se creó el universo. Sin embargo déjenme comentarles algo de lo que me pone a pensar.

Mis cavilaciones empiezan en el momento justo cuando el sol empieza a enfriarse y como parte de su movimiento de rotación desprende algunas partes de su masa incandescente que posteriormente se transforman en planetas. Uno de ellos, curiosamente y contra todas las estimaciones que pudieran haberse hecho a priori, resulta tener el tamaño exacto y localizarse justo a la distancia exacta para que posteriormente y después de algunos millones de años, apareciera la vida en él, justamente la nuestra.

Pero la cosa no para ahí. La combinación de los componentes primarios que conformaron nuestra atmósfera fueron exactamente los necesarios para que se creara el caldo primigenio de donde la ciencia concluye que se formaron al azar los primeros aminoácidos que son la base de las substancias orgánicas de que está formada la vida.

Si el tamaño de la Tierra permitió que se formara una atmósfera y la distancia permitió que la temperatura fuera la necesaria para que pudiera darse el proceso de enfriamiento de donde resultó la vida. Lo increíble es que de todos los elementos que podían combinarse, los que lo hicieron fueron exactamente los que nosotros requeríamos.

Nuestra vida está basada en el carbono, es decir, son los compuestos del carbono los que dan lugar a las moléculas que forman las células. Pero una vez que se formaron los primeros organismos vivos, inició la evolución. ¿Qué hizo que las primeras células independientes se organizaran y formaran organismos más complejos y evolucionaran hasta llegar al hombre? Bueno, ahora sabemos que Darwin postuló la ley de la selección natural, pero ¿por qué existe esta ley? Nadie lo sabe, pero es un hecho afortunado que exista.

Como tampoco sabemos porque los átomos tienen en el núcleo varios protones aunque su carga es positiva y se repelen (como los polos positivos de un imán que al pretender juntarlos se repelen) . Sabemos sí, que existe otra fuerza de atracción mucho mayor que la de repulsión llamada fuerza nuclear, que afortunadamente existe y mantiene unidos a los núcleos de los átomos, de lo contrario, no existiríamos. Ni nosotros ni las estrellas.

Y una vez que aceptamos que la vida apareció, bueno, siguen las afortunadas coincidencias: ¿cómo explicamos que nosotros hallamos sobrevivido a todos nuestros depredadores? Los paleontólogos nos dicen que fue gracias al cerebro y a la forma como tenemos las manos que nos permitió organizarnos, pensar, aprender de nuestras experiencias y fabricar herramientas útiles que marcaron la diferencia entre nosotros y los demás animales contra los que competimos. ¿No creen que fuimos muy afortunados al desarrollar un cerebro más grande y unas manos como las que tenemos?

Una vez que la sociedad apareció, siempre apareció la competencia entre nosotros mismos, tal vez como parte del mismo principio de selección natural. Hubo pueblos conquistados por otros que eran de naturaleza guerrera, siempre ha habido algunos que deseen conquistar a los demás, esa es la historia de los pueblos. Así es como se enriquecen las culturas, me dirán los sociólogos, y no discuto eso, ese no es mi punto. Lo que considero muy afortunado es que teniendo las armas que tenemos, no nos hallamos destruido como civilización (aunque al parecer hemos estado muy cerca de hacerlo).

Ahora apunto el telescopio de mi cavilaciones hacia puntos más cercanos y personales. El hecho de que mi padre naciera justamente después de que cinco de sus hermanos menores murieran de sarampión en una época cuando todavía la vacuna no estaba disponible en todo México resultó muy afortunado para él y por supuesto para todos mis hermanos incluyéndome. El hecho de que él hubiera decidido venir a trabajar a Monterrey, estudiara para maestro y se hiciera director de una escuela primaria, justo aquella a donde mi madre se acercó a pedir trabajo, fueron sin duda grandes decisiones de las que estoy muy agradecido.

El hecho de que se casaran y decidieran tener una gran familia (somos diez hermanos) resulta bastante afortunado para todos nosotros y han permitido que estas líneas puedan ser escritas.

Estoy seguro que comparto muchas de las afortunadas coincidencias con ustedes y que seguramente ustedes podrían mencionar otras cientos de ellas. Y si ustedes leen este texto será igualmente otra coincidencia que estamos compartiendo, ahora mis preguntas serán también parte de las vuestras.

Concluyo entonces: La vida no otra cosa que una serie de coincidencias que desafiando toda probabilidad estadística (a priori) van escribiendo nuestra biografía. No tengo la menor intención de polemizar con la teoría estadística porque seguramente habrá quién afirme que en estos hechos no hay nada violatorio a la matemática y por lo tanto no hay nada extraño.

Aunque yo prefiero pensar como lo hace Pablo Milanés en aquella famosa canción “Coincidir” de (Alberto Escobar):



Soy vecino de este Mundo por un rato,
hoy coincide que también tú estas aquí,
coincidencias tan extrañas de la vida,
tantos siglos, tantos mundos,
tanto espacio y coincidir.


Ahora me pregunto: ¿cuál es la probabilidad de que en este momento la secretaria de mi oficina se acerque a mi y me ofrezca un café? Cualquier matemático diría que es bastante baja, dado que ella tiene una serie de opciones infinitas... ¿pero si yo le hablo y le digo que tengo ganas de tomar café?

Por supuesto que el evento se hace bastante más probable. Yo cambié la probabilidad de los eventos.

Si me pregunto ¿cuál era la probabilidad de que mi padre viviendo en el pueblo donde vivía, conociera a mi madre que estaba viviendo en otro pueblo a doscientos kilómetros de distancia? Cualquiera diría que bajísima. Pero ambos se conocieron... ¿quién habrá cambiado la probabilidad de esos eventos? ¿quién habrá hecho que la Tierra se ajustara a esta órbita que hoy tenemos? ¿quién habrá hecho que los mamíferos evolucionaran hasta dar lugar a que aparecieran los seres humanos?

Creo que todos lo sabemos muy en lo interno. Y... ¿saben qué? Hemos sido muy afortunados.


Alonso

Reflexiones desde lo interno

"El Arte de Vivir" 21 (Novela)

NOTICIAS DE BERNARDETTE


Fueron meses de intenso trabajo los que siguieron a la revelación de que pronto la vida me llamaría a otro trabajo. Era como si todo se juntara a partir de aquel momento, sentí como si fuera a graduarme de algo y que repentinamente tenía que prepararme para trabajar por mi cuenta.

En verdad no me sentía asustado, ni tampoco nervioso, era más bien una sensación de expectación. Con Philippe yo había aprendido que la vida de los que nos dedicamos a las cosas de la Luz, está llena de sorpresas agradables, y no existe nada que pueda quitarnos nuestra paz interior y contacto con la Naturaleza, a excepción de nosotros mismos.

Sin que yo le hubiera dicho nunca nada, dentro de mí se había desarrollado un intenso deseo de correr aventuras. Sería tal vez mi edad o mis ansias de conocimiento, pero soñaba en silencio con visitar otras tierras y buscar nuevas cosas para aprender.

Así pues, el día que me dijo que pronto nos separaríamos, por una parte me entristeció, pero por la otra entendí que tal vez lo que sentía era el anuncio de algo enteramente natural: La llamada del espíritu a algo diferente, a otra etapa del camino.

Pasó lo que tenía que pasar. Una noche de invierno, nos encontrábamos leyendo en casa, Philippe estaba ocupado con un tratado antiguo de plantas y yo me encontraba leyendo la poesía de los antiguos griegos que tanto me gustaba, cuando alguien tocó a la puerta.

Era una mujer, como de 45 años, pedía que la visitara un médico porque su marido estaba muy enfermo y no tenía a quien recurrir. Me ofrecí yo para asistirlo y salí con ella a donde la esperaba su carruaje, cuatro magníficos caballos tiraban del carro velozmente mientras la señora me explicaba, dentro de la cabina, los síntomas de su esposo.

-Tiene fiebre alta y delira mucho, no sé qué le pasó, estaba bien y de pronto cayó enfermo, grita como enloquecido que le traigan al “doctor de los ángeles”. Sus ojos, no los fija en nada y de pronto ve cosas que nadie ve, es muy extraño, hemos tenido que amarrarlo y no sabemos si eso será bueno para él, pero temíamos que se fuera a golpear él solo.

-Desde cuándo le sucede esto?

-Esta mañana empezó, él estaba bien, no había enfermado desde hace años y de pronto esto, ¿por qué cree usted que pase?

-No lo sé –respondí- tengo primero que examinarlo.

Por dentro pensé que hubiera sido mejor que Philippe viniera, pues algo me decía que lo que la señora me estaba revelando tenía más que ver con un problema de la mente que con algo físico, pero recordé que la vida nos pone en aquellas situaciones donde realmente podemos ayudar sin importar lo que pensemos.

Cuando llegamos, no pude menos que admirar la magnífica mansión a donde estábamos entrando, dos sirvientes nos recibieron y otros más estaban ya en la puerta esperándonos con caras evidentemente angustiadas.

-¿Cómo está? –preguntó la señora.

-Sigue igual Madame, no ha cambiado nada, sigue pidiendo que venga el doctor de los ángeles.

Subimos por la escalinata que estaba bellamente ornamentada con pinturas y jarrones de origen desconocido para mí y llegamos a las recámaras de arriba.

Al llegar al cuarto noté algo extraño, había un olor sutil a azufre; busqué algo que estuvieran cocinando o que tuvieran en la estufa, pero no encontré nada. Me acerqué entonces a la cama del enfermo. Sus ojos estaban desorbitados, pero sin mirarme siquiera gritó con una voz gruesa e impresionante: “Te esperaba”.

Todos se sorprendieron al igual que yo. Lo que tenía enfrente era lo que Philippe me explicó como una posesión, los síntomas eran muy claros. Yo mismo había ayudado a Philippe en más de una ocasión a sacar espíritus ajenos de otras personas, y en verdad siempre era una tarea que impresionaba por lo espectacular de los síntomas que presentaba el enfermo.

El procedimiento lo conocía bien, así que pedí una tina de agua bien fría, además de varias toallas y saqué de mi maletín un poco de incienso y hierbas aromáticas que siempre traía para toda ocasión.

Mientras tanto el enfermo seguía hablando, y aunque uno de los requisitos de las prácticas era nunca hacer caso a lo que diga el paciente no pude ignorar lo que le escuché decir: “Nosotros tenemos a Bernardette, y ni tú ni nadie podrán hacer algo para salvarla”.

Philippe me había dicho en repetidas ocasiones que los espíritus, en el caso de una posesión real, son capaces de leer nuestros más íntimos pensamientos, así que aunque me estremecí no pude ignorarlo. Ya me veía corriendo con Philippe a platicarle todo lo que había pasado y esperar a que me dijera que eso no era cierto.

Preparé las plantas de aroma y prendí el incienso, tomé el balde de agua fría y lanzando un grito tan fuerte como pude, le aventé el agua sorprendiéndolo y le hablé por su nombre al tiempo que le tomaba de las manos y lo miraba a los ojos.

Lo hice reaccionar, y cuando vi que sus ojos habían vuelto a la normalidad, sus pupilas se contraían, y empezaba a buscarme a mí y a su familia, lo arropé y no dejé de hablarle. Poco a poco le bajamos la fiebre y a través de masajes con aceites aromáticos lo hice volver a la calma.

Cuando vi que todo estaba normal, le prometí a la señora que regresaría al día siguiente a verlo y le di indicaciones de lo que debía hacer en caso de que se presentara algo parecido. Sus sirvientes me regresaron a la casa y de nueva cuenta estaba en la cama sin poder dormir pensando en Bernardette. Al día siguiente decidí escribirle, aunque no sin antes platicar con Philippe al respecto.

Philippe me dijo que tuviera mucho cuidado porque cuando uno ya está avisado de que algo va a ocurrir, cualquier cosa debe ser tomada como parte del aviso. Más aún, siendo trabajador de la luz nada puede ser tomado como accidental. Me recordó que en nuestro camino las fuerzas de la vida se encargan de acomodar todo lo que sea necesario a fin de que podamos cumplir con el cometido que nos tienen designado, no importa que esto pueda parecernos aberrante, tenebroso o simplemente demasiado trivial, lo que importa es el momento cuando ocurren las cosas, saber si hay algo de sincronía entre lo que se avisó que pasaría y lo que está ocurriendo.

Él ya me había hablado de que para que pudiera saber si había algo especial en qué fijarme cuando ocurrían cosas significativas tenía que observar varias cosas:

Si había habido algún anuncio de que algo extraño o diferente pasaría.

Si habían ocurrido 3 cosas que de alguna manera tuvieran sintonía, es decir que revelaran un mismo origen o tuvieran el mismo significado, o condujeran al mismo punto simbólicamente hablando.

Si el momento era especialmente importante para mi preparación o para la misión que estuviera desempeñando en ese momento.

Que coincidiera con alguna fecha cósmica importante o con algún aniversario de alguna ceremonia o exaltación religiosa.

En resumen, debía buscar si lo que había pasado tenía que ver con algo que me estuviera pasando en esos momentos, si había lo que él llamó sincronía de eventos. Eso –decía él- es el resultado del hecho de que nosotros somos agentes modificadores de las fuerzas de la naturaleza, somos empleados de Dios trabajando para que se den en la Tierra los actos que su voluntad ha deparado para este momento.

-Cuando pasa esto, estás viendo los efectos de lo que nosotros hacemos en la vida, nosotros somos las causas. No importa tanto la forma externa en que se haya manifestado el suceso, sino la importancia y el momento en que lo hizo.

-Pero Philippe, ¿qué tiene que ver Bernardette en todo esto?

-No lo sé, pudiera no tener nada que ver o pudiera tener que ver mucho, eso no lo puedo saber, tendrás que investigarlo tú.

Dos días después me tocó ir a visitar de nueva cuenta al enfermo y ahí me informó que él se dedicaba a viajar y que recién acababa de regresar del que había sido su más largo viaje, había llegado de América donde había encontrado un magnífico negocio de maderas preciosas.

Mi paciente era un comerciante muy importante que había llegado veinte años atrás a esa pequeña ciudad a establecerse y con la firme intención de hacer de ella su base de operaciones. Había conocido a su esposa y habían formado un hogar estable con tres hermosas hijas que eran la luz de su casa.

En su último viaje, sus negocios lo habían llevado a una apartada región de la selva de México y había tenido tratos con unos indígenas que se dedicaban a la explotación de árboles de maderas preciosas. Ellos tenían un amigo que había resultado misterioso, pues se dedicaba a algo así como a la adivinación o curación con ritos mágicos y se había disgustado con él. El hecho hubiera resultado trivial, pero tuvo dos noches sueños en que lo veía danzar en forma extraña y pronunciar palabras que no podía entender. El resto del viaje de regreso lo había pasado sin mayores dificultades, hasta ese día en que cayó enfermo.

Como después de aquella noche el paciente no volvió a tener recaídas, me ofrecí a visitarlo tan sólo un mes después. Sobra decir que a partir de ese momento su familia me tenía en gran afecto y que constantemente recibía regalos y atenciones de su parte, aún cuando me encontrara lejos de su pueblo.

Semanas después recibí finalmente la respuesta de Bernardette. Lo que me escribió me llenó de espanto.

La carta estaba fechada de hacía más de diez días y en ella me anunciaba que su vida había cambiado radicalmente pues por extrañas coincidencias que no podía relatarme, a su padre lo habían reclutado como parte de una tripulación de colonos que debían viajar a América a formar una nueva villa, dependiendo de la corona de la Reina, en algún lugar al sur de México. Me decía que para cuando yo tuviera esta carta en mis manos, seguramente ella ya estaría rumbo a Centroamérica.

Yo tomé en ese instante una determinación, tendría que viajar a México. El destino me llamaba y no podía ignorar lo que con tanta evidencia se me había presentado. Pensé en mi paciente y me decidí a pedirle ayuda para poder llegar a América, cuando le pregunté a mi ilustre paciente si él podía ayudarme a viajar, me contestó que estaba a punto de partir de nuevo en escasos tres días rumbo a México, justamente a la región donde se había topado con ese brujo misterioso; eso terminó por desaparecer la más mínima duda de lo que estaba por hacer.

Así que todo estaba decidido y mi vida empezaba a tomar un rumbo totalmente nuevo para mí. Avisé a mi familia, me despedí de Philippe, quién me dijo que seguramente nos volveríamos a ver, y pronto, más pronto de lo que podía haber pensado, estaba sobre el barco mirando hacia el horizonte y pensando en Bernardette.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

sábado, octubre 21, 2006

El Sueño (Cuento)

- Fue entonces cuando tuve aquel sueño. A partir de ese día mi vida cambió. De ser un muchacho alegre y vivaracho que gustaba de cortejar a las chicas del vecindario pasé a ser una sombra que rehuía todo contacto humano. En mi afán por descifrar su significado consulté libros, doctores, magos y adivinos sin poder encontrar una explicación satisfactoria.

- Yo sabía que mi sueño era especial, que por alguna extraña y misteriosa razón había sido yo quien lo había tenido. Era como si alguien hubiese querido enviarme un mensaje en símbolos dejándome la tarea de interpretarlos. Fue por eso que estudié psicología y después psiquiatría... de nada sirvió. Mi sueño no podía ser descifrado por los conocimientos tradicionales. Estaba más allá. Tal vez era un mensaje ajeno a mí que alguien me había mandado.

- Me acerqué a Dios a través de las religiones y tampoco pudieron ayudarme. Exploré los linderos de las magias ocultas, me incorporé a cuantas sociedades secretas pude encontrar y aún cuando en ellas fui considerado como miembro prominente, tal vez, por la preparación que tenía, nunca dejé de sentir la inquietud que aquel sueño producía en mi interior. Recuerdo haberlo tenido un par de veces más. En ambas ocasiones había renunciado a seguir investigando desesperado por no haber podido hallar una sola pista que me indicara su significado y, claro, después de volverlo a soñar, nuevamente inicaba la búsqueda.

- ¿Qué hiciste después?

- ¿Qué otra cosa podía hacer? La vida me obligaba a seguir buscando respuestas.

- Pero ¿cuál era el sueño?

- Te lo contaré, aunque no creo que sea ya necesario. No, ahora que he podido descifrar el enigma. De todas formas creo que serás el último en escucharlo pues ya pertenece al pasado. Un pasado que no deseo volver a revivir:

Me encontraba en una casa muy grande, con muchas habitaciones y ventanas, tenía varios pisos y sótanos; al parecer ya había estado ahí en varias ocasiones pues me parecía familiar, aunque no podía recordar a donde conducían tantos pasillos y escaleras. Tardaba un poco en moverme, como si primero fuera indispensable reconocer el terreno. Poco a poco me fui acercando a una ventana.

- ¿Qué fue lo que viste?

- Un paisaje: árboles, ríos, montañas lejanas. Nada especial,
pero lo importante no era el paisaje sino lo que sentía. Era como si una inmensa alegría invadiera todo mi ser y me recordara los momentos más bellos que he pasado en mi vida.

- No quería retirarme de esa ventana pero de pronto, sentí que alguien jaló la manga de mi camisa. Cuando me volteé a mirar por poco me caigo de la sorpresa. Frente a mí estaba un hombrecillo pequeño, de cabello blanco y orejas puntiagudas. Se rió dejando ver su dentadura incompleta y me jalaba impacientemente para alejarme de la ventana. Aunque yo me resistía él me llevó hasta otra ventana desde donde se percibía el mismo paisaje... mas, algo pasó, pues la misma escena me provocó esta vez una inexplicable tristeza. El hombrecillo se reía y parecía disfrutar de mi incapacidad para entender lo que tenía enfrente. Quise analizar el por qué de mi tristeza pero sólo podía recordar etapas tristes de mi vida. No era el paisaje ni tampoco el hombrecillo... era más bien la ventana.

- No te entiendo, ¿por qué la ventana?

- Quisiera poder explicártelo. Quisiera poder explicármelo yo
mismo. Las ventanas aunque eran iguales y el paisaje el mismo, algo en ellas, tal vez el cristal, era distinto.

- ¿Qué pasó después?

- Mientras intentaba descubrir lo que me estaba pasando, el hombrecillo me jaló nuevamente de la camisa y me empujó a otra ventana. Yo me resistía pues quería seguir buscando una razón lógica para todo eso, pero el hombrecillo seguía empujándome sin atender a mis protestas. Cuando observé a través de la ventana, nuevamente vi el mismo paisaje lo cual me extrañó sobremanera pues estábamos en la pared opuesta a la de las anteriores dos ventanas, pero esta vez me llené de coraje. Una furia incontenible me invadió y escuché al hombrecillo reírse de mí. Eso fue más de lo que podía resistir; volteé con un odio desconocido para mí y tomé al hombrecillo por sus ropas al tiempo que le gritaba: ¿quién eres tú? ¿qué estoy haciendo aquí?

- ¿Qué te contestó?

- ¡Oh amigo! fue algo imposible de olvidar. Me dijo: ¿no lo sabes?, ésta es tu casa y yo... yo soy tú. Ja!. Ahora que lo recuerdo, todo toma otro sentido, pero en ese momento, créeme, resultó impresionante, sobre todo lo que sentí al mirarlo. Sus ojos eran profundamente claros, casi transparentes y de algún modo yo me reconocí en él.

- ¿Quieres decir que tú eras el hombrecillo?

- En cierta forma... sí.

- Pero, entonces, ¿cómo es que estabas en dos personas?,
¿cómo te sentías?, ¡explícate!

- No podría explicártelo, pero espera, déjame contarte lo que
sucedió después.

- Está bien, ¿qué pasó?

- Quise huir de la casa; corrí hacia todas direcciones pero no
pude encontrar puertas al exterior. Intenté abrir una ventana y me di cuenta de que estaban selladas. Sólo quedaban las escaleras y descendí por una de ellas. Abajo todo estaba oscuro, no podía definir nada claramente, solo percibía movimientos de sombras.

- Entonces había alguien ahí.

- No lo sé pero una extraña sensación recorrió todo mi cuerpo. Le grité al hombrecillo para que bajara y él corrió espantado alejándose de la puerta. Por mi parte, yo seguía extrañado por lo que sentía, era como si fuertes emociones, o más bien pasiones despertaran de pronto en mi ser. Las sombras empezaban a aclararse y entonces lo que vi me dejó helado: escenas extrañas de mi pasado comenzaron a desfilar ante mis ojos; fantasmas que me llamaban invitándome a celebrar con ellos no sé qué ritual. Yo me sentía anonadado cuando oí la voz del hombrecillo gritándome: "¡sube amito, sube! si no lo haces moriremos los dos". Su grito me permitió reaccionar y lentamente fui acercándome a la puerta que me separaba del nivel superior. Cada escalón que subía se hacía más pesado y la angustia crecía a cada momento. Finalmente en los últimos escalones el enano dominó su miedo y me auxilió.

- Pero, no entiendo, ¿por qué te dijo el enano que ambos morirían si te quedabas abajo?

- Eso lo entendí mucho tiempo después, mas deja que termine de narrarte el sueño.

- Adelante, te escucho.

- Mientras me recuperaba tuve tiempo de observar la casa, lo más sorprendente eran sus ventanas. No importaba en que dirección apuntaran, todas estaban mostrando las mismas imágenes aunque con las peculiaridades que te mencioné anteriormente. Pude corroborar que no tenía puertas al exterior, por lo que deduje que estaba atrapado. Había muchos pasillos pero estos siempre conducían a otras ventanas. El hombrecito me insistía en mirar a través de ellas, como si le molestara que observara la casa. Cuando le hacía caso, se llenaba de gusto y saltaba riendo como si fuera uno de esos bufones de los reyes medievales.

- De pronto tuve una idea: me lancé corriendo hacia la escalera que ascendía y sin darle tiempo a reaccionar dejé al hombrecillo abajo y me interné en el piso superior.

- ¿Qué viste?

- Lo más hermoso que pueda existir en el universo, lo más bello y sublime que haya observado en mi vida. Las mismas ventanas, el mismo paisaje, pero ahora parecía como si pudiera percibir las luces y el espíritu que animaba a cada cosa. No solamente las imágenes y emociones, sino hasta la música y aromas llenaban el ambiente, me sentí en el cielo.

-¿Qué pasó después?

-Vi una escalera que subía al piso siguiente y me acerqué a ella. Una luz muy intensa me impedía ver lo que había al final, pero una voz que parecía venir de adentro de mi ser dijo: “Te estaremos esperando hasta que sea el momento”. Después... pasó algo que no comprendí en ese momento ni en los siguientes 40 años.

- Yo sabía que tenía que subir tarde o temprano y en un chispazo, tal vez de voluntad temeraria, puse mi pie sobre el primer escalón con la firme intención de subir. En ese momento se oyó el grito desgarrador del hombrecillo llamándome desde abajo: "¡no subas! ¡por piedad... no subas!". La sorpresa del grito me detuvo y por un instante dudé, pero mi decisión de subir fue más fuerte y di un segundo paso. Entonces escuché a mi madre y a mi padre pidiéndome que no subiera, después a mis amigos y en un momento todos me suplicaban que no fuera egoísta que no los dejara. Fue tan fuerte su presión que un dolor intenso en mi cabeza hizo que rodara escalera abajo y me desperté.

- ¿Eso fue todo?

- Todo. Después de ese día mi vida cambió tal como te dije.

- Bueno y ¿cómo encontraste el significado?

- Cuando me di por vencido, decidí renunciar a todo. Me retiré a la montaña y ahí permanecí por espacio de 3 años. Escribí mi sueño lo mejor que pude y empecé a analizarlo detalladamente, imagen por imagen, palabra tras palabra. ¡ Vaya que fue una labor paciente !

- Y entonces lo descubriste tú solo?

- Primero llegó una clave: "ventanas = ojos".

- ¿Llegó? ... ¿de dónde?

- Después, la siguiente: "hombrecillo = conciencia".

- ¡Espera! ¡espera!, ¿qué significa?

- Finalmente encontré la última clave: "la casa era mi mente".

- Pero ...

- Olvídalo. Es difícil que puedas entender en 20 minutos lo que me llevó 30 años descubrir. Me voy.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

El Arte de Vivir 20 (Novela)

EL CAMINO DEL DISCIPULO


A Philippe lo vi más atareado que de costumbre, los siguientes meses él se dedicó más a buscar redondear lo que ya me había explicado, que a explicarme otras cosas nuevas. Él insistía en que los principios de la naturaleza son en realidad caminos de pensamientos que una vez que los comprendes bien, ellos mismos te permiten revelar otras cosas como consecuencias de lo mismo.

Y eso era cierto, pues algo extraño iba pasando en mi interior. Con el tiempo yo iba observando, que si bien antes eran más las preguntas que me asaltaban cada vez que platicaba con Philippe, que las explicaciones que él mismo me podía dar; ahora las preguntas iban seguidas de las respuestas que mi propio ser interior se formulaba. Philippe llamó a esto “El despertar del maestro interno”.

Me explicó que en el camino del discípulo, hay varias etapas por las que pasa el ser humano:

1. El ser desea saber todo. No importa el tiempo que le dedique o lo intenso que tenga que estudiar. Es como un niño puesto de pronto ante una gran cantidad de juguetes, quiere todos y los quiere al mismo tiempo. Interiormente el discípulo se siente con una sed inmensa que lo impulsa a buscar insaciablemente.

2. Después el discípulo aprende que el crecimiento es gradual. Aprende que los principios básicos de la naturaleza son semillas que toman un tiempo para que germinen, este descubrimiento le permite desarrollar un poco de disciplina. Además, la relación con su Maestro Externo lo guía, le permite adquirir una confianza en él, y eso lo hace un discípulo obediente. Es la etapa más productiva del “discipulado”.


3. El discípulo empieza a desarrollar una necesidad de dar, de servir y comienza a sentir que su vida tiene una mayor responsabilidad que la que está desempeñando, se siente llamado a una misión mayor y comienza a buscar formas de servir de manera intensa. Es la etapa del “Despertar de la conciencia”.

4. El discípulo requiere ahora un espacio para servir, algo en su interior se ha desarrollado y ahora encuentra más satisfacción en servir que en aprender, aún cuando nunca deja de hacerlo, su motivación más importante en la vida es servir. Entiende ciertos principios elevados de los por qué de la estancia del ser humano en la Tierra. Su vida lo convierte en un gran servidor y los hombres empiezan a reconocerlo como un ser elevado. Su paso por la Tierra empieza a ser notorio. Se rodea de pequeños seres que lo perciben como su salvador o su Maestro. Es la etapa del “Servicio consciente”.

5. Hay un momento en la vida del discípulo que de pronto empieza a tener una claridad de mente que es sorprendente. Ha tenido ya suficiente estudio en lo referente a los Principios de la naturaleza, y desarrolla un contacto permanente con el Inconsciente colectivo de la raza, que es como tener a disposición de sí mismo una fuente de información poderosa e inagotable. Está en contacto con el río del conocimiento espiritual. Es la etapa en que se “Despierta al maestro interno”. El ser se ha conectado con la fuerza interior del planeta y de la raza humana.

6. El ser entiende el por qué de los por qué. Su paso por la Tierra es algo ya que obedece a los más elevados principios de la evolución humana, y vive una vida cósmica en la Tierra. Cuando esto ocurre, toda la vida del discípulo se vuelve mágica y su existencia pasa a ser una existencia en verdad incomprensible para los profanos. Puede llegar a tener una vida notable pública o puede ser alguien insignificante ante los ojos de los demás, eso no tiene ya relevancia, su vida es un llamado a los Principios de la vida cósmica, y sus motivaciones son en verdad ocultas a la inteligencia incluso del hombre inteligente. Es la “Etapa del maestro”.

7. Finalmente, cuando se tiene una vida dedicada a hacer la voluntad de Dios sobre la Tierra, cuando ya se es una alta jerarquía de ser divino en la Tierra, entonces, lo que se alcanza es una vida de altos servicios y es muy trascendente todo lo que se hace. El ser vive más en el cielo que en la Tierra y su vida es sólo alcanzable en términos de Espíritu y Esencia. Es la “Etapa de la iluminación”, él es parte del “Círculo de los conscientes” de la Tierra. Y todo lo que él hace es secreto y oculto a los ojos e inteligencia de los seres humanos comunes.

Esas eran las etapas como me las describió Philippe, cuando lo hizo, sentí un gran distanciamiento entre él y yo porque supe que en realidad yo me encontraba más lejos de él de lo que alguna vez me imaginé.
Fue en verdad una revelación muy importante para entender lo que significaba el camino espiritual de los seres humanos en la Tierra, pero a la vez fue algo que me significó un gran despertar en mi entendimiento de lo que él y yo veníamos a ser.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

jueves, octubre 19, 2006

Un buen consejo de Ricardo Arjona

En cierta ocasión, estaba escuchando la radio y de pronto se oyó la canción de Arjona "El Problema". Al escuchar su letra no pude más que estar de acuerdo que si siguiéramos estos consejos el mundo sería otro.

A continuación les presento la letra con algunos comentarios míos en azul, y por supuesto, me siento obligado a extenderle una felicitación a este poeta que hace llegar buena filosofía a las masas, a veces un poco inconscientes:

El problema

El problema no fue hallarte
El problema es olvidarte (el problema es mío, no tuyo)
El problema no es tu ausencia
El problema es que te espero (el problema no es tuyo es mío)
El problema no es problema
El problema es que me duele (el problema es cómo permito que me afecte)
El problema no es que mientas
El problema es que te creo (el problema es mi ingenuidad, no tu malicia).

El problema no es que juegues
El problema es que es conmigo
Si me gustaste por ser libre
Quien soy yo para cambiarte (muy bien dicho)
Si me quedé queriendo solo
Cómo hacer para obligarte
El problema no es quererte
Es que tú no sientas lo mismo (y no puedo obligarte).

Y cómo deshacerme de ti si no te tengo
Cómo alejarme de ti si estás tan lejos
Cómo encontrarle una pestaña
A lo que nunca tuvo ojos.
Cómo encontrarle plataformas
A lo que siempre fue un barranco
Cómo encontrar en la alacena
Los besos que no me diste.

Y cómo deshacerme de ti si no te tengo
Cómo alejarme de ti si estás tan lejos
Es que el problema no es cambiarte
El problema es que no quiero (el problema es mío).

El problema no es que duela
El problema es que me gusta (es mi problema)
El problema no es el daño
El problema son las huellas
El problema no es lo que haces
El problema es que lo olvido (es mi problema)
El problema no es que digas
El problema es lo que callas.

Y como deshacerme de ti si no te tengo
Cómo alejarme de ti si estás tan lejos
El problema no fue hallarte
El problema es olvidarte (y sólo yo puedo hacer eso)
El problema no es que mientas
El problema es que te creo (es mi decisión)
El problema no es cambiarte
El problema es que no quiero (otra vez, mi decisión)
El problema no es quererte
Es que tú no sientas lo mismo (y no puedo obligarte)
El problema no es que juegues
El problema es que es conmigo.

Cuando el problema es lo que otros hacen, la solución la tienen ellos, cuando el problema lo defino cómo lo que yo hago, entonces la solución la tengo yo.

El problema no es que llueva, el problema es que no traigo paraguas.
El problema no es que me castigue, el problema es que me dejo.

El problema no es que seas mala, el problema es que te permito que lo seas conmigo.

Ver así la vida es asumir la responsabilidad de nuestros actos y regresarle el poder a nuestra vida.

Felicidades señor Arjona.

Alonso

Reflexiones desde lo interno

El Arte de Vivir 19 (Novela)

SOL, TIERRA Y HOMBRE


Así pues, con el tiempo, el conocimiento de las plantas empezó a tomar una importancia muy grande entre mis intereses. Me convertí en un apasionado de ellas, les dedicaba mucho tiempo, y ahora hasta Philippe era quien me preguntaba sobre mis conocimientos, de esa manera veía a Philippe como un colega en conocimientos, ya no como mi maestro. A él eso le daba mucho orgullo y en particular decía que era para él una sensación muy agradable saber que uno de sus discípulos lo había superado en conocimientos.

Yo bien sabía que eso no era cierto, pues si bien yo me estaba especializando en las propiedades curativas de las plantas, Philippe era experto en las enfermedades de la mente, las que la gente creía que se debían a posesiones. Él era capaz de expulsar demonios y conjurar a los malos espíritus para libertar a las personas de sus influencias extrañas.

Aunque en privado me explicaba que a la gente no podía decirles que lo que en realidad pasaba era que la mente tiene la extraña facilidad de inventar toda serie de maneras para escaparse de situaciones difíciles de resolver y que una manera de hacerlo era inventando cosas o hablando incoherencias. De esta manera, todo mundo piensa que la persona está poseída y que algún mal espíritu se apropió de ella cuando en realidad es la propia persona la que está creando todo eso con el objeto de apartarse de una realidad que le resulta por alguna causa insoportable.

Además Philippe era un gran observador de la naturaleza y de ahí había aprendido gran parte de su ciencia. Un momento que recuerdo con gran cariño fue el día que me dijo cómo fue que desarrolló su habilidad para entender a la naturaleza.

-Miguel, me gustaría contarte algo que es para mí muy importante y tiene que ver también con tu educación.

-Adelante, -le respondí- tú sabes que siempre estoy dispuesto a escucharte.

-Tú muchas veces te has admirado de cómo es que desarrollé “El Arte de Vivir”, me has preguntado si mi padre me lo reveló o si fue realmente la naturaleza, y siempre te he dicho que a mi padre no le gustaba mucho hablar, él era cien por ciento práctico y de muy pocas palabras. El estaba educado a la manera antigua, es decir, a la manera como los Iniciados antiguos estudiaban: Directamente a través de la naturaleza.

De él aprendía a observar lo que ese maravilloso libro nos enseñaba. Mi mérito es el de haber ordenado todo lo que viví en términos de principios, leyes y reglas. A ti ya te he enseñado muchas, pero todavía faltan muchas más que necesitas conocer. Tal vez algún día tenga el suficiente tiempo para terminar de escribir un manuscrito que empecé hace muchos años, donde plasmo todas mis observaciones con el conocimiento que he recopilado. Hoy por lo pronto me interesa enseñarte a ti lo más posible porque siento que mis días contigo ya no son muy numerosos.

-¿Por qué dices eso, Philippe?

-La vida está a punto de llamarte para otra misión y eso puede representar nuestra separación definitiva.

-Pero Philippe, nosotros somos muy jóvenes todavía, por qué piensas que no podríamos volver a vernos algún día?

-Es tan sólo una suposición, sé que hay otro discípulo que tengo que enseñar todavía, igual que a ti, pero no he terminado de investigar de quien se trata. Esto me ha pasado en tres ocasiones, tú eres el tercero y hasta la fecha no he vuelto a ver a los otros dos discípulos que he tenido en el pasado.

Su declaración me tomó por sorpresa, nunca me había dicho de sus otros discípulos, nunca me había mencionado que había tenido otros como yo, pero él era muy joven.

-Philippe, ¿por qué nunca me dijiste que habías tenido otros como yo?, ¿Cuántos años los tuviste?, si nosotros hemos estado juntos por alrededor de cinco años y tú tienes... ¿Cuántos años tienes Philippe?

Philippe rió de buena gana, -Más de los que crees, Miguel-, se me quedó mirando fijamente y después dijo: trescientos veintitrés.

-¿Qué?

Philippe rió y agregó, -No es verdad, tengo noventa y cuatro años.

-No es posible, tú no pareces tener más de cuarenta y cinco.

-Cuando la mente se encuentra en calma, no tiene por qué envejecer. Una vida en armonía con la naturaleza te permite vivir muchos años y en perfecta salud. No sé por qué te extrañas, esto ya lo hemos discutido muchas veces.

-Caray, nunca hubiera imaginado, y lo que más me asombra es que nunca te lo hubiera preguntado, todos estos años y no se me había ocurrido hacerte esa pregunta.

-Miguel, lo que tengo que decirte tiene que ver precisamente con eso. Hay algo de lo que he descubierto que te puede permitir alcanzar una vida larga y sana, es un secreto que la naturaleza guarda y concede a todos los que tienen la suficiente paciencia para dedicarle un poco de tiempo a su observación y estudio.

-La vida que se vive en la Tierra es una vida que proviene de nuestro Padre Sol. Él es el responsable de todo lo que se mueve y palpita en la Tierra, es natural que sea él quien posea el secreto de la longevidad. Por otra parte, la naturaleza concede diferentes tiempos de vida a los diferentes organismos de acuerdo a la función que desempeñan en el equilibrio de la vida en la Tierra.

-Para la Madre Naturaleza los individuos no importan, lo que importa es la actividad de la especie. El ciclo de vida depende de una serie de procesos que se dan al nivel de la savia, o de la sangre en los animales superiores como los hombres. Pero además hay algo que yo he observado, esta duración de ciclo se ve afectada por la actividad de la mente en el caso de los seres humanos. En los animales todos ellos viven más o menos lo que se marca en su reloj biológico, no así en los seres humanos, en nuestro caso, lamentablemente, la mente tiene un efecto muy importante que no hemos terminado de entender.

-La mente tiene el poder de conectarnos a las fuerzas básicas de la naturaleza, aquellas que regulan los ciclos biológicos de las especies. Esas fuerzas conceden un determinado tiempo a las criaturas en función de la fisiología de la naturaleza, mientras permanezcan funcionando tienen permiso para vivir, y cuando empiezan a fallar, ellas solas se empiezan a apartar de las fuerzas vitales que provienen de la respiración del Sol y la Tierra.

-Discúlpame Philippe, pero ahora si que ya me perdí.

-La Tierra tiene con el Sol un gran pacto de trabajo. Funcionan como padre e hija, y tienen otros trabajos que desempeñar a niveles cósmicos que nosotros no podemos entender, pero lo que sí es vital de entender es que el Sol nos envía su fuerza y energía para que podamos tener vida. Mantiene vivos todos los procesos orgánicos. Por otra parte, la Tierra requiere una capa de materia orgánica que le permita retener la energía que proviene del Sol y poderla utilizar en términos de energía de transformación.

Nosotros, los seres orgánicos de la Tierra, tenemos la función secreta de utilizar la energía del Sol para ir transformando la materia de la Tierra en algo superior y de una calidad mayor que haga posible la evolución en la superficie de la Tierra y de la Tierra misma como planeta.

En otras palabras, nuestras vidas sirven a otros propósitos más altos que por ahora ni tú ni yo sospechamos, forman parte de un ciclo de vida superior a nivel de planetas y soles. Cuando terminemos de entender esto, podremos sentirnos verdaderamente humildes, porque habremos entendido que no fuimos puestos aquí como reyes supremos de la creación, sino más bien como servidores de propósitos más altos.

Finalmente, cuando entiendes estos propósitos y te alineas a ellos, te conviertes en un gran servidor de la Tierra, y el tiempo transcurre más lentamente para ti, porque estás alineado a las funciones más importantes para las que fuimos puestos y traídos a este planeta.

Y en medio de esta maravillosa sensación de estar sirviendo a propósitos altos, tu evolución se empieza a acelerar, y una gran alegría y armonía interior te invade. Hay otras cosas que también ocurren pero eso te lo voy a contar en otra ocasión.

Reflexiones desde lo interno

miércoles, octubre 18, 2006

El Arte de Vivir 18 (Novela)

EL REINO VEGETAL


Durante estos dos años, nuestra vida había seguido siendo igual. Todos los días íbamos buscando algunos poblados donde pudiéramos extender nuestros servicios para así poder seguir aliviando las penas de las personas enfermas.

Por otra parte, a mí me reconocían ya como un médico tan influyente como a Philippe, y la verdad es que ya empezaba a practicar tantas cosas que en las tardes frecuentemente intercambiábamos conocimientos o descubrimientos acerca de lo que ambos veíamos entre nuestros enfermos. De esta manera se podría decir que ya teníamos entre los dos un cúmulo de conocimientos que comprendían más de lo que por ese entonces era posible aprender en las escuelas de la época.

Por mi parte estaba dedicado a asimilar todo lo que fuera posible de la herbolaria. Me parecía que las plantas tenían más que ofrecernos que lo que hasta entonces sabíamos. Y algo que estaba empezando a aprender por mí mismo era la posibilidad de pedir ayuda a los elementales de las plantas para tratar de obtener los secretos de sus propiedades curativas, ellos para mí eran una fuente de sabiduría inmensa que diariamente utilizaba.

Philippe me había hablado de la posibilidad de poder preguntar a ellos de sus propiedades y al hacerlo descubrí que me era relativamente sencillo hacerlo. Ellos estaban siempre dispuestos a enseñar a los hombres, siempre que se cumplieran algunos principios que para ellos eran sumamente importantes.

En primer término, los elementales nunca se comunican con alguien que no respete la vida de las plantas, es necesario tener un gran amor a las plantas y no solamente de palabra, sino a través de una vida recta y un verdadero sentimiento de atracción y compasión.

Yo más bien sentía por ellas mucho respeto, pues no podía entender lo que su vida nos enseñaba al permanecer todo el tiempo fijas en el mismo lugar y sin embargo, buscar al sol cada segundo y establecer una gran comunicación con la naturaleza, con el suelo, el aire y el agua.

Me parecía maravilloso que en los tonos verdes de las plantas se pudiera conjugar todo el poder de la energía solar. Yo observaba cómo una planta, sin estar en contacto con el sol, rápidamente empezaba a perder su lozanía y sus hojas se tornaban amarillas. Así que un día pregunté si el sol era el responsable de sus hermosos tonos de verde y me respondieron que sólo los rayos del sol tenían el poder de darles la vida y que la sustancia que las plantas fabricaban con los rayos solares era vida líquida corriendo por las entrañas de la planta.

Me explicaron que para los animales y para los seres humanos esa sustancia puede llegar a ser altamente curativa si se sabe extraer adecuadamente. Me hablaron de sus propiedades y de la inmensa sabiduría que guardan algunas plantas por su longevidad.

El reino vegetal no está tan aislado como pudiera pensarse, sus raíces utilizan los veneros de agua subterránea como un medio para comunicarse a través de las distancias. Me explicaron que en el subsuelo existe un manto de agua que se comunica a todos los puntos de la Tierra y es a través de esas corrientes como se mantienen informadas de lo que ocurre en otras partes del planeta. Funciona como el sistema nervioso del hombre, pues tiene una multitud de sensores que les permite llegar a percibir lo que acontece en otras partes del globo.

También me dijeron que entre los árboles los había que podían vivir más de mil años y que ellos eran los que sostenían las fuerzas vitales de todo el reino vegetal, eran los grandes guardianes.

Cuando les pregunté ¿guardianes de qué?, me dijeron algo que me heló la sangre: “El día que le pase algo a nuestros guardianes, se romperá el equilibrio de la ecología del planeta, pues ellos resguardan ese equilibrio. En el principio de los tiempos, cuando los grandes sembradores del universo planearon la vida de la Tierra, decidieron que los tres reinos más importantes destinados a resguardar el equilibrio iban a ser el mineral, el vegetal y el animal. Cuando apareció el reino humano, a nosotros se nos dio potestad de crecer y multiplicarnos sobre la faz de la tierra, pero siempre y cuando respetáramos el equilibrio de la naturaleza.

Nuestra promesa, o más bien la promesa que nuestros padres de la raza hicieron para poder lograr la evolución que se nos dio, fue la de respetar y cuidar a nuestros hermanos menores, ya que entre otras cosas, fue gracias a ellos que nosotros pudimos aparecer.

Las plantas me dijeron que había muchas historias que tenían que contarme para que entendiera lo que había pasado en esos primeros días de la evolución, pero que eso tendría que ser en otros momentos. A la fecha me han contado historias maravillosas de sacrificios y de héroes desconocidos que espero poder narrar algún día.

Mis investigaciones sobre las propiedades curativas de las plantas me llevaron a experimentar con un sinnúmero de plantas que crecían por la comarca y empecé a aprender algunos principios que poco a poco iban a constituir las semillas de mis conocimientos.

1. Observa siempre a los animales, ellos pueden identificar las plantas medicinales y las comen cuando las necesitan. Observa esas plantas, pues ellas casi siempre son también curativas en el hombre.

2. Las plantas que crecen cerca de los ríos tienen una mayor probabilidad de servir para propósitos de energetización, pues al estar en contacto con una riqueza mayor de vida, tienen una mejor calidad de energía que pueden transmitir a los seres humanos.

3. Las plantas verdes de follaje grande, pueden servir como curativas para problemas de piel enferma y pueden ser de gran utilidad en los casos de erupciones de piel o infecciones cutáneas.

Y así como estos conocimientos, otros muchos que empecé a coleccionar.

Reflexiones desde lo interno

Sugerencias a la civilización (1)

Con el permiso de todos ustedes... aunque pensándolo bien, creo que no necesito el permiso de nadie, pues siendo un ser humano, creo tener el derecho de sugerir algunas mejoras a la civilización.

1. Creo que nos iría mejor a todos si pudiéramos escoger el país donde queremos vivir. Sin tener que hacer trámites exhaustivos a gobiernos que no tienen el derecho de regular las tierras que se apropiaron en algún momento de su historia.
Nota: Yo sé que se oyó muy drástico pero recordemos que todos somos descendientes de los primeros primates y ellos serían los originales propietarios de las tierras. Todos los demás somos hijos de conquistadores... esto, dando por hecho que las Tierra le pertenece a la humanidad.

2. Los nombres que nuestros padres nos dan al nacer, deberían ser temporales hasta que la persona, ya madura, tome la decisión de confirmarlo o cambiarlo. ¡Se imaginan lo fácil que sería escapar de un pasado no agradable!

3. Las escuelas deberían enseñar a los niños a desarrollar su Inteligencia Emocional. No sólo a desarrollar la inteligencia racional. Pocas personas en el mundo tienen la capacidad de manejar adecuadamente sus emociones.

4. Desaparecer la ¿profesión? de político.

5. ¿Por qué no se hace obligatorio dar de comer a toda la población? Me pregunto, y por favor entiéndanme que no soy ingenuo: ¿cómo es posible que haya otras prioridades en un gobierno más importantes que dar de comer a una persona? ¿cómo le explicamos a un niño que no podemos darle de comer porque es más importante hacer alguna carretera en otro estado de su propio país?

6. El maltrato infantil y la violencia contra las madres deberían ser crímenes tan penados como el asesinato. Si garantizáramos una infancia y una maternidad tranquila, tendríamos en pocos años una humanidad más consciente que cambiaría la cara de la sociedad.

7. El dinero dejó de ser un instrumento adecuado para distribuir el bienestar entre la población. No es justo que el que tiene más dinero tenga también más opciones para incrementarlo. Esto lleva tarde o temprano a concentrar todo el dinero en unas cuantas personas. Lo que debemos buscar es una sociedad donde la persona que menos tiene tenga más opciones para generar riqueza. Esto es, que tenga más acceso al empleo.

8. El derecho de un pueblo a definir su futuro debe estar limitado por el derecho de la humanidad a tener un mejor futuro. Es decir, si Corea del Norte no tiene derecho a desarrollar su armamento nuclear (lo cual a todas luces es una amenaza clara para la humanidad), tampoco lo tiene Estados Unidos de contaminar al mundo con el bióxido de carbono que emana a la atmósfera todos los días y que nos acerca a un colapso ambiental día tras día.

9. Las Naciones Unidas deberían tener su propia comisión de autocrítica donde se plantearan una agenda libre de las presiones de las grandes potencias. Por ejemplo: el protocolo de Kyoto, el desarme nuclear de las grandes potencias, la lucha efectiva contra el terrorismo (una que en verdad lo disminuya), las nuevas reglas de la economía mundial, la substitución del petróleo, el futuro del agua potable, la seguridad de la niñez, etc.

10. Hacer obligatoria la felicidad... no sé cómo todavía pero les aseguro que más tarde les presentaré una propuesta.

Y estas otras que son un poco menos pensadas:

A. Que se prohíba la cerveza en los estadios de fútbol.
B. Que se cobre una sonrisa para subirse a los camiones urbanos.
C. Que se multe a los automovilistas que no ceden el paso.
D. Que las cárceles tengan celdas para niños de 5 a 10 años que no dejan de llorar.
E. Que haya baños públicos en las calles de la ciudad.
F. Que se eliminen los parquímetros.
G. Que se prohíba hablar de enfermedades en las fiestas.
H. Que inventen una pastilla contra los celos.
I. Que no existan clientes preferidos o distinguidos o Premium o como se llamen, que todos se formen en la misma fila y seamos tratados iguales.
J. Que multen a los perros y los caballos que hacen “popó” en las calles.
K. Que se prohíban las lluvias en fines de semana.

OK creo que esas son todas por hoy.

Pero me gustaría que aquellas personas que leen estas líneas me mandaran algunas otras sugerencias para incluirlas en la versión 2 de este documento. También díganme si no están de acuerdo con algunas de las que puse y las quito. La idea es componer al mundo.

Les mando un saludo a todos aquellos que se toman la molestia de escribirme a:
alonsogzz33@hotmail.com

Alonso

Reflexiones desde lo interno

martes, octubre 17, 2006

Espirales

-Pues yo estoy convencido que la ciencia tarde o temprano va a poder explicar todos los fenómenos del Universo.

-Yo no pienso así, creo que siempre habrá misterios imposibles de explicar con la matemáticas.

-Bueno recuerda que la matemáticas no es otra cosa que un lenguaje que la ciencia ha usado para expresar lo que las leyes naturales hacen. No es en sí la única herramienta que la ciencia posee.

-Pero date cuenta que, por ejemplo: la vida. Los científicos han podido explicar muchas cosas pero no han sido capaces de crear vida.

-Por ahora, pero ¿acaso olvidas que ya desciframos el genoma humano? Ahora ya estamos en posibilidades de prevenir las más perniciosas enfermedades que el hombre sufre, y no sólo eso, ya estamos fabricando tejidos humanos que nos van a servir para hacer trasplantes cuando las personas sufran accidentes graves, dentro de muy poco tiempo seremos capaces de crear órganos completos y más tarde cuando la gente pierda el temor, seguramente la clonación de seres vivos va a ser posible y entonces podremos acabar con las enfermedades totalmente.

-Creo que eres muy optimista; ¿qué me dices de viajar a otras estrellas? Tú bien sabes que la estrella más cercana: Alfa Centauro, está a 4 millones de años luz. Según la teoría de relatividad nunca será posible viajar esa distancia.

-No lo sabemos, la nueva teoría de las supercuerdas nos permite hacer otro tipo de suposiciones. Ya se han postulado los agujeros de gusano que funcionarían como ventanas para viajar de un punto a otro del universo de manera casi instantánea. Es cuestión de tiempo, te repito, la ciencia está haciendo descubrimientos cada segundo.

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La luz de la computadora se apagó y la sala volvió a iluminarse. Una voz agradeció a los asistentes su atención y los dos amigos salieron muy sorprendidos de la sala.

-Es muy interesante lo que estaban diciendo en la proyección. ¿No te parece?

-Es impresionante pero, creo que lo más increíble del diálogo es que no estaba preparado.

-¿Cómo?

-Sí, ¿no escuchaste? Lo dijeron al principio. Esto es “inteligencia artificial” los personajes de la proyección eran simples algoritmos computacionales.

-¡Qué! ¿los diálogos no fueron preparados por los programadores?

-¡No! eso es lo increíble. Los diálogos son el resultado de los programas con los que fueron hechos.

-No, no lo creo.

-Sí, en verdad, estos cuates ya son capaces de hacer que las computadoras piensen.

-Pero eso es increíble. No es posible. Recuerdo que cuando estudié computación nos decían que las computadoras no podían pensar, sólo actuaban o tomaban decisiones en base a los datos que tú les alimentabas.

-Pues sí, eso era antes, pero ya ves que desde que los programas de ajedrez salieron a la luz, tanto las computadoras como los procesadores que permiten analizar una cantidad estratosférica de datos por segundo hacen esto posible. Ahora existen robots que limpian la mesa, contestan el teléfono y hasta te atienden en casa.

-La verdad que sí es sorprendente. Yo sabía de los virus informáticos que se reproducen como si estuvieran vivos, de los personajes de juegos virtuales que te crean toda una sociedad que vive en un planeta y que tú tienes que salvarla de una amenaza y que te pones el casco y te metes dentro del programa y hasta parece que tú vives allí. ¡Caray! Hasta te puedes enamorar de la chica del programa... pero esto. La verdad yo pensé que el diálogo era de los programadores.

-Bueno, y ¿tú que piensas?

-¿De qué?

-¿Dios existe?

-Pues claro. Dios debe existir... ¿no? o quizás... ¿por qué me lo preguntas?

-Bueno, a mi también me hizo pensar.

-¿En qué?

-Pues imagínate... Dios allá arriba... de pronto se le ocurre crear un mundo, o muchos mundos... uno de ellos es la Tierra. Se le ocurre crear una humanidad y salimos nosotros... si esto es cierto, entonces...

-¿Qué?

-Pues resulta que él ya decidió lo que va a ocurrir. Él ya sabe lo que va a pasar con nosotros.

-¿Qué? Ahora resulta que nosotros somos como los monos esos que salieron en la proyección, que nuestros diálogos son el producto de algoritmos. Ja, parece que te estás poniendo misterioso. Por supuesto que esas cosas las decidimos nosotros.

-¿Por qué? ¿cómo estás tan seguro?

-Mira, yo ahorita puedo decidir si me compro un refresco o una cerveza. Eso lo decido yo. ¿Me entiendes? La decisión la tomo yo, no Dios. Yo aquí con mi dinero, es muy fácil. Si esto lo decido yo aquí y ahora. Entonces es válido para toda la humanidad y somos nosotros los que decidimos todo, no él. ¿Estás de acuerdo?

-No, no del todo... supón que ya todo estuviera escrito. Cuando nacemos, ya la naturaleza decidió que vamos a tener el color del pelo negro, que tenemos determinados rasgos, que a los 35 años me va a dar cáncer, que no podemos volar, etc. Esas cosas están determinadas por la genética, y las leyes naturales seguramente las definió Dios.

-Einstein dijo que Dios no jugaba a los dados con la naturaleza.

-Por eso. Eso lo dijo porque él no creía en que las cosas fueran hechas al azar. Todo debía estar regido por las leyes naturales que son algo así como la voluntad de Dios.

-No, no, yo no estoy de acuerdo... yo creo que nosotros somos quiénes determinamos lo que hacemos. No puedo aceptar que seamos como títeres de alguien...

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Bueno, queridos lectores, me van a perdonar... creo que mi relato llegó a un punto donde no sé que agregar, me metí en una encrucijada intelectual que prefiero cortar por lo sano, o tal vez, alguien allá arriba me cortó la inspiración. Ustedes definan el final, a mi ya no se me ocurre nada interesante.

Alonso





Reflexiones desde lo interno

El Arte de Vivir 17 (Novela)

PASO AL AMOR SOBRE LA TIERRA


Cuando llegamos le manifesté a Philippe que deseaba salir a la playa y que volvería en un rato, él comprendió, a pesar de que la casa requería los cuidados propios de una larga ausencia, él me permitió salir.

Y me lancé al encuentro del mar, ese gran depositario de aventuras y desventuras de los hombres, el gran ser que siempre está esperando a que los hombres vayan y desnuden su alma frente a él.

Cuando llegué, sentí como si me estuviera esperando ahí en el mismo lugar donde yo recibiera tantos secretos y tanta sabiduría. Ese mismo lugar donde viera aquél cangrejo negro salir de su campo y perder la vida; donde se me reveló el misterio de las leyes del universo, ese mismo lugar me recibía para ahora ser yo quien hablara y le dijera de los pesares de mi alma.

Y así lo hice, mi alma se encargó de repasar cada uno de los momentos que precedieron a la separación. Volví a ver su cara, sus ojos, sus palabras, las que pronunció y las que nunca salieron de su boca, todas ellas las repasé. Sabía de sobra lo que su corazón gritaba en sus ojos, conocía sus pensamientos más profundos. Ella sentía lo mismo que yo había sentido y aprendí muchas cosas.

Aprendí que las mujeres tienen un valor que sobrepasa al del hombre, porque son criaturas dispuestas a entregarse y a olvidar, porque tienen un sentido de sacrificio muy superior al del hombre, porque la naturaleza las ha dotado de una capacidad de entrega al amor mucho más allá de lo que puede experimentar un hombre, porque desde que nacen vienen preparadas para ser madres y ese misterio a los hombres nos está vedado.

Algo en su naturaleza les permite poder renunciar al amor y ennoblecerse hasta el grado de poder elevarse por encima de la especie humana y convertirse en ángeles de amor.

Entendí que ella había hecho la renunciación antes de que yo mismo la hubiera decidido, se sublimó en la espera y me enseñó que al amor no se le huye, se le enfrenta, se le profesa, se le maneja y después con la grandeza del alma, se le deja ir para vivir eternamente agradecido.

Aprendí que para disfrutar del amor no se requiere tenerlo presente, no se requiere tenerlo cerca, no se requiere incluso que la otra persona corresponda; porque el amor es algo personal, es la corriente de vida y energía que proviniendo del cosmos desciende a través de nosotros para llegar a los seres humanos.

Eso habíamos hecho Bernardette y yo, habíamos abierto nuestras puertas internas y habíamos dejado que descendiera el amor en toda su plenitud a través nuestro y en ese mismo momento nos habíamos convertido en dos seres unidos por la magia del “Amor Cósmico que proviene de Dios” y por unos momentos habíamos compartido la gloria de ser seres divinizados y entregados a la más grande fuerza que Dios haya creado para sus hijos: El Amor.

Por unos momentos me perdí en la grandeza de lo que estaba percibiendo. Y juro que vi en el cielo un fenómeno por demás maravilloso. Juro que vi frente a mí, en el horizonte del mar, -en ese lugar donde se junta el perfil del mar con las nubes del cielo- una gran fiesta de ángeles. Seres maravillosos danzaban alrededor unos de otros mientras una música celestial se dejaba escuchar en todos los rincones del cielo.

La visión empezó a hacerse más real, los ángeles tocaban trompetas de un sonido suavísimo, mientras otros extendían sus manos y dejaban salir de ellas una luz increíblemente fuerte que hacía obscurecer al propio sol. Danzaban alrededor de un ser que al principio no discerní quien era, se veía pequeñito, como si fuera un niño. Los ángeles se movían y se movían y aunque sus rostros no reflejaban ninguna expresión su música y sus movimientos se veían cada vez más claros.

Mi corazón temblaba de la emoción, pues nunca había visto tal manifestación de amor ni sentido dentro de mí aquella grandeza. Mis ojos empezaron a llorar de la sorpresa, siguió una intensa emoción que empezó a desahogarse en un llanto ligero, sereno, suave, como la misma brisa que empezó a soplar para hacer regresar mi conciencia al cuerpo.

Y de pronto, una voz muy tierna, muy profunda, habló y me dijo; “Paso al amor sobre la Tierra, bendito seas porque te has convertido en un instrumento del amor divino”.

Yo sólo alcancé a murmurar “gracias” y pronto toda la visión empezó a desvanecerse suavemente al tiempo que las trompetas iban acallándose sin prisa.

Tal vez una o dos horas después me levanté, todavía sin recuperarme de la impresión y al voltearme para emprender el regreso a casa, vi a lo lejos a un hombre sentado y volteando hacia mí. Se levantó y empezó a acercarse, cuando lo reconocí, corrí a sus brazos, era Philippe, me volvía sentir niño en brazos de un padre.

En ese abrazo le dije a Philippe mucho más de lo que podría haberle dicho en palabras. El comprendió, lo supo tal vez desde el momento en que decidimos ir de regreso al pueblo donde yo vivía. Pero por supuesto él no me dijo nada, me tomó de los hombros y caminamos un rato en silencio, ya casi para llegar habló.

-Miguel, ¿te has puesto a pensar si todo lo que nos pasa tiene un propósito más allá del que nosotros sospechamos?

-Sí, creo que sí. A veces pienso que la vida se encarga de ponernos en situaciones que nos parecen problemáticas, pero al final uno se da cuenta de que era por su propio bien.

-No me refiero a eso, me refiero al hecho de que los seres humanos somos partes de un ser más grande y tal vez lo que nos pase sea una experiencia de mayor utilidad para ese ser mayor que para nosotros.

Me detuve para tratar de entender lo que estaba comentando Philippe y como siempre volver a preguntar.

-¿Tú crees que lo que me pasó a mí sea algo...?.

-En la vida de los seres humanos están conjugadas una serie de Leyes Universales de las cuales no sabemos mucho. El propósito que persiguen algunas de las cosas que nos pasan puede estar más bien explicado por esas leyes que desconocemos, que por las pequeñas razones que nosotros podemos ensayar para entenderlas.

-Philippe, alguna vez tú pasaste por algo similar a lo que yo pasé.

-Similar sí, igual no, ninguna experiencia es igual a otra, cada una es diferente y no podemos decir que hemos sentido lo mismo. Esa es parte de la magia de la vida, una vida que se repite en cada ser humano, pero que sin embargo es diferente en cada uno de ellos. Lo que te puedo decir es que en cada renunciación se esconde uno de los grandes secretos de la vida espiritual. Tú renunciaste al amor, te despediste de Bernardette con la idea de que nunca más la ibas a ver y eso hizo que se movieran fuerzas muy grandes alrededor tuyo, lo que hoy vimos no fue otra cosa que el resultado de tu acción.

-¿Pero qué significa?

-Significa que el cielo te ofreció una fiesta porque lo que hiciste dignifica al ser humano.

Su respuesta no explicó nada, así que volteé a verlo y noté que se estaba riendo. –Philippe, en serio, necesito saber que es lo que pasó para poder seguir adelante en este camino.

-Está bien, lo que viste es el resultado de una ampliación en tu campo de conciencia que te permitió observar una de las maravillas de la naturaleza: La danza de las Sílfides.

-¿Sílfides? ¿Los seres elementales del agua?

-No, los del aire, los del agua se llaman Ondinas.

-Es verdad, pero por qué hacían eso.

-Te dieron una función a ti.

-Pero, ¿por qué?

-Porque te ganaste su admiración. Ellos estaban presentes cuando tú y Bernardette se despidieron, ellos siempre están presentes cuando el amor se manifiesta en su más alta expresión. Y ustedes los alimentaron, los nutrieron y contribuyeron a que las corrientes de vida que ellos resguardan pudieran correr más libremente, es por eso que se encuentran agradecidos, de hoy en adelante los tendrás de aliados.

-¿Para qué?

-Para lo que se te ofrezca, sólo falta que puedas invocarlos y que sepas cómo puedes utilizar bien sus servicios.

-¿Quieres que te diga otra cosa?

-¿Qué?

-A Bernardette le regalaron otra fiesta igual, ella también los tiene de aliados ¿y quieres saber otra cosa más?.

-Por favor Philippe, no me bromees así.

-Ellos pueden hacer que su separación sea únicamente física, no espiritual.

-¿Qué significa eso?

-Que si lo desean pueden verse con ayuda de ellos en el mundo espiritual, cuantas veces lo deseen. Ellos cuidan que los grandes exponentes del amor no se separen, pues son tan pocas las ocasiones en que se tiene a dos grandes seres en el mundo amándose con esa calidad con que ustedes lo hacen, que ellos más que nadie están interesados en que no se separen nunca.

Busca la manera de utilizarlos, o de pedirles, sería más correcto decir, para que puedas visitar a Bernardette en los sueños, como lo hacías cuando eras pequeño.

-Philippe, ¿tú sabías que Bernardette era la niña de mis sueños?

-Claro, cuando tenemos a un discípulo a cargo tenemos que saber muchas cosas para poderlo guiar correctamente a través del mundo espiritual.

Esa noche traté de soñar con Bernardette y pedí y supliqué que me llevaran con ella, pero no logré nada y lo mismo fue durante los siguientes dos años que pasé con Philippe. Bernardette era tan solo un recuerdo que revivía cada noche sin interrupción, desde el día en que me separé de ella.


Alonso

Reflexiones desde lo interno

domingo, octubre 15, 2006

El Arte de Vivir 16 (Novela)

EL REGRESO DE PHILIPPE


La llegada de Philippe, parecía haber sido planeada por el cielo. De haber llegado un día antes, mi partida con él hubiera sido inmediata; pero ahora tenía que pensar en el significado de lo que me había pasado con Bernardette. En verdad que todo se ponía por demás extraño.

Aún así, ver a Philippe me causó una gran alegría, volvía a revivir los momentos más felices de mi vida y su presencia fue tomada como una gran deferencia por el pueblo, pues al saber que era mi maestro, la veneración que empezaban a sentir por mí, se multiplicó hacia Philippe.

Yo observaba a Philippe, pues quería saber cómo era que él podía manejar tanto reconocimiento sin alterar en lo más mínimo su paz interior. Había algo que le permitía salir bien librado siempre que las personas le agradecían sus atenciones. Por más vehementes que fueran las gracias o por más honores que le remitieran, Philippe siempre les contestaba, no me den a mí las gracias, sino a Dios que ha permitido que esto pase.

Cuando le comenté ese hecho y lo que me estaba pasando, él me habló de una de las reglas del camino, - Aprende Miguel, que una de las reglas del camino de la segunda ley es que: Si todo está vivo y está unido, tiene por necesidad que estar unido con Dios. Es decir, que todo lo que ocurre está de alguna forma permitido por Dios. Pero como también Dios ha permitido que la perfección y la armonía existan en el universo, todo lo que tenemos que hacer es convertirnos en los conductores de esa perfección que Dios ha querido manifestar en su Creación. Así que después de todo, tú no has hecho nada, todo lo ha hecho Dios, ¿cómo entonces voy a poder sentirme grande, por algo que Dios hizo?.

-Pero Philippe, de no haber intervenido tú aquí, tal vez ellos no se hubieran curado, ¿no te hace sentir eso importante? ¿útil? ¿no altera tu estado de humildad que me has dicho es muy importante para el camino?

Philippe me sonrió, y me vio a los ojos tratando de escudriñar mi interior mientras encontraba una respuesta que pudiera ir hasta lo más profundo de mis dudas.

-Miguel, la importancia personal nace de la comparación que haces entre tu persona y la de los demás. Si te sientes grande te estás apartando de ellos, porque empiezas a pensar que eres más que ellos, eso te irá alejando de las corrientes místicas que nos unen a la humanidad y nos permiten ser sus portavoces ante el cielo.

-Por otra parte, si en tus comparaciones te sientes menos que ellos, entonces te deprimes y también tenemos que el ser se aleja de las corrientes de vitalidad que la humanidad como raza está emitiendo en todo momento y te conviertes en un caldo de cultivo para todas las enfermedades.

-Lo que debes hacer es compararte con Dios, sentirte pequeño ante él y darle gracias por tener estas manifestaciones de su grandeza ante nosotros los hombres.

Esa pequeña plática terminó por inclinar la balanza a favor de Philippe, me decidí a partir con él, recordé una y otra vez la tierna figura de Bernardette, su bello rostro cuando me miró a los ojos esa última tarde y me regaló el beso. Esa noche lloré y lloré, tenía que llorar, sentía que en cada lágrima que escurría de mis ojos, algo del dolor que me causaría la separación se iba transformando en valor.

Al día siguiente fui a buscarla y la encontré más delgada y un poco demacrada, no hubo necesidad de que le pidiera salir, ella salió tratando de leer mi cara.

De seguro adivinó rápidamente y sus ojos mostraron por primera vez una mirada que desde ese entonces no he podido apartar de mi mente. Era una mirada profunda, muy fuerte, que reflejaba la tristeza más honda que un mortal pueda experimentar, pero a la vez una resignación que tal vez surgía del hecho de sabernos diferentes, de saber que nuestras vidas estaban regidas por otros acontecimientos, no siempre decididos por nosotros. Me dijo que ya sabía de la llegada de Philippe, me dijo que ella lo iba a entender, que no me preocupara, que no le dijera nada, que ella ya lo había adivinado.

Pero yo tenía que decirlo, tenía que beber esa copa de veneno hasta la última gota, ¿de qué otra manera podía corresponder al valor de Bernardette?, ¿cómo podría estar a su altura si no hubiera sido capaz de abrir la boca?

-Una sola cosa te pido –me dijo Bernardette- dame un beso que me sirva de alimento para el resto de mi vida. Te quiero llevar dentro de mí en cada segundo de mi existencia.

Y la besé. Y en ese beso, el primero de mi vida, se me agotó el valor. El tiempo se detuvo, no hubo más pasado o futuro, por no sé cuánto tiempo sólo existió el presente. Yo la abracé, pero no para sentir su cuerpo, no, eso hubiera sido demasiado poco, la abracé para sentir su alma, y la sentí, porque de otra manera no podría explicar lo que experimenté en ese instante, la vida se presentó a sí misma.

Entendí el proceso de creación por el que vienen los seres humanos al mundo, entendí las fuerzas que nos impulsan a todos los seres a unirnos los unos a los otros. Vi a los gigantes cósmicos lanzarse al encuentro, en búsqueda de crear a otros planetas; percibí la vorágine de fuerzas que juegan en la creación y de las cuales nosotros sólo somos unos pequeños títeres sin voluntad para desafiarlas.

No éramos ya más dos personas amándonos, no, éramos un solo ser que por voluntad divina se había dividido en dos cuerpos para seguir aprendiendo más sobre la vida.

Nadie puede saber cuanto tiempo pasó, nadie puede saber siquiera lo que pasó; y de haber tenido conciencia plena de ello, estoy seguro que no podría ser explicado, no hay lenguaje que pueda expresar eso.

Nos habíamos transformado. Tanto ella como yo, nos habíamos convertido en otros seres. La mirada con la que se despidió de mí ya no reflejaba la tristeza que me había mostrado al principio, era otra, sólo me dijo. “Ahora sé que a dónde tú vayas, iré yo contigo”.

De alguna forma, yo también me sentía diferente, algo se había transformado dentro de mí. Pero no sería sino mucho tiempo después cuando Philippe me hablaría del misterio de la Iniciación sexual.

Al día siguiente partimos, Philippe y yo, de nuevo a la antigua casa de dónde habíamos salido tiempo atrás.


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